—Quiero darte todas mis primeras veces, incluso si no estuviste ahí. Se sentó frente a ella, mirándola como si fuese necesario para sobrevivir.
—Casi cuatro meses, no puedo creer que eso fue suficiente para formar esto. Suspiro acariciando las fotografías. No entiendo porque Peter no me contó sobre ti antes.
El semblante de Bruce se llenó de melancolía, no es un secreto el que Peter intente ocultar información sobre su familia, pero según él, es amigo de Natasha bastantes años atrás, y ni siquiera pudo decirle que tenía un hermano.
Aunque lo comprende, el pobre castaño sufrió bastante cuando en los primeros años de escuela le hacían burla por "su rara familia"
—Así es él, gusta de guardarse las cosas. Suspiro profundamente y miro el plato de comida. Además, si te conocía siendo una niña posiblemente no estaríamos aquí.
Natasha sonrió, cerró los ojos y exhaló antes de mirarlo.
—Necesito saber que no me ves como un capricho o pasatiempo. Bruce se removió en su lugar, tomando el tenedor y metiendo un pedazo de zanahoria a su boca.
—Si piensas eso, no importa lo que yo diga, siempre tendrás ese miedo presente. Se encogió de hombros sin ganas.
—Lo sé. Pero me gustaría escucharte. Imitó su acción bajando la mirada a su plato. Quizá el apetito desapareció.
—Te tengo en la cabeza todo el día. No hay momento en el que no piense en ti. Estos días la pasé terrible, me sentí una completa basura y ni siquiera tenía fuerza para respirar. Conectaron miradas y ella se decidió.
—Estoy profundamente enamorada de ti. Y no se si sentir esto es correcto. Bruce se llenó de angustia.
Si ella está enamorada de él, le gustaría que el sentimiento se sintiera bien.
—Estás insegura. Podemos tomar un tiempo para que lo pienses. La resignación llego a su alma.
Definitivamente el apetito desapareció.
—Supongo. Dijo cerrando la caja y alejando el plato.
—No importa si son años, cuando estés lista, entonces también lo estaré yo. Le sonrió de la mejor forma que pudo.
—¿Y si llegan otras personas? Bruce negó.
—En mi caso, no creo que llegue otra persona. Natasha sonrió ladina y un ligero rubor se apoderó de sus mejillas.
—Cerrar esto de la mejor forma es lo correcto. Sonrió sin siquiera querer hacerlo.
—Cerrar esto. Repitió. Bien. Es un gran plan.
—Quiero que prometas que comerás y dormirás bien. Pidió.
—Puedes pedir un taxi o dormir aquí. La habitación de Peter es mejor que la mía, puedes tomar esa o la de mis padres. Trago saliva y se puso de pie.
—Prefiero quedarme, si no te molesta. Bruce asintió.
—Siéntete en confianza. Dijo antes de dar media vuelta para caminar hacia su habitación.
Natasha se quedó sentada en el completo silencio. Quedarse después de terminar de forma definitiva no es la mejor decisión que pudo tomar.
Con miles de pensamientos en la mente, Bruce se dejó caer sobre la cama. Con el corazón casi destrozado prendió un cigarrillo y lo comenzó a fumar de forma lenta. Su dolor se expendio y las ganas de vomitar regresaron, aunque no se preocupo. Y es que cuando comes solo un pedazo de zanahoria en días no tienes mucho de que preocuparte.
Dos idiotas en un apartamento intentando conseguir valentía para invadir la habitación del contrario, pero tan cobardes que siguen conteniendo el llanto en habitaciones distintas.
3:49 marco el reloj cuando Bruce escucho ruidos en la sala. En un arranque y con las emociones a flor de piel abrió la puerta y camino hasta ahí.
Natasha se encontraba sentada en la mesa picando la comida y con los ojos hinchados, de nuevo.
Arrastrando los pies llegó hasta la mesa y se paró frente a ella.
La pelirroja se giró para mirarlo de frente, una mirada vacía chocó con la de Bruce, haciendo que un escalofrío horrible recorriera su cuerpo.
Ojos rojos y con restos de lágrimas fueron más que suficientes para darles a entender que su decisión de no seguir fue la peor.
Bruce se desvaneció ante los pies de Natasha, hincado y sin pedir permiso recargo la cara sobre las piernas de la joven.
Llorando como un pequeño niño después de perder su peluche favorito. Ni cuando perdió aquel viejo oso lloro tanto.
Natasha no intento contenerse, acarició los rizos del pelinegro mientras los sollozos comenzaban a dificultar su respiración.
—Yo no podré seguir si no es contigo. Apenas y logro escucharlo.
—Mi amor, no. Lo tomo de la barbilla obligándolo a mirarla. No nos hagamos esto, por favor. Tal vez ella tomo una firme decisión.
—¿Me vas a dejar para siempre? Me enseñaste a amarte, ahora enseñarme a no hacerlo. ¿Cómo te voy a olvidar si todo me recuerda a ti? ¿Cómo podré seguir en la fotografía si mi mayor inspiración ya no estará conmigo? Pregunto frenéticamente en medio del llanto.
—Podrás conseguir otra fuente de inspiración. Murmuró con la voz completamente rota.
—¡No quiero a otra, no me interesa seguir en esto si no podré estar junto a ti! Reprochó casi con enojo, Natasha se estaba desmoronando mientras lo escuchaba. ¿Cómo te saco de mi mente? ¿Cómo lo haré si ahora todo gira en torno a ti?
—Para ya, por favor. Rogó acariciando la cara de su amado.
—No puedo hacerlo. No me pidas que te deje ir. Su mirada se llenó de súplica.
—No me hagas esto, te lo pido. Acunó con más fuerza la cara del rizado, exigiéndole parar.
—¿Me amas? El corazón de Natasha desapareció de su sitio, la vida se le fue de las manos al escuchar ese tono tan dolido.
—Desde que te conozco, solo vivo para ti. Confirmo enojada, frustrada y cansada. Cuando estoy cerca de ti pierdo todo sentido común, cuando me miras el mundo se cae a mis pies. Nadie más existe cuando estoy contigo, el mundo desaparece al igual que mis problemas. ¿Aún dudas que te amo? ¿Por qué lo dudas? De un momento a otro comenzó a sentir algo de odio hacia Bruce.
—¡Porque me estás dejando! Se puso de pie de golpe, alzando ambas manos y frunciendo el ceño.
—¡Te odio, te odio con todas las malditas fuerzas que me sobran! Grito poniéndose de pie para poder empujarlo. ¡Y te odio porque me enamoraste de esta estúpida forma, porque me hiciste dependiente a ti! Continuo con los empujones, Bruce solo fue yendo hacia atras mientras permitía que ella descargara todo. ¡Maldito seas con esa cara que me derrite la vida, malditos sean tus besos y tu sonrisa!
Sin darse cuenta llegaron hasta el sofá, mismo donde Bruce cayó con el último empujón.
—¡Y mil veces maldita sea yo por enamorarme de ti, por seguir viéndote cuando sabía cómo iba a terminar! Se montó sobre él y lo rodeo por el cuello. ¡Me odio, me odio por completo! Grito antes de besarlo con desesperación.
Y una vez más, los tortolitos volvieron al ruedo.
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Hilo. (Brutasha)
FanfictionEn una vida cotidiana, Natasha Romanoff y Peter Stark son mejores amigos. ¿Qué pasaría si todos los clichés se juntarán en una sola obra? Lo averiguaremos. (Esta obra fue finalizada el 8 de agosto del 2019 pero he decidido hacer correcciones de r...