Hilo. (Brutasha)

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—Bruce se ve como la mierda. Loki soltó una vez entró al cuarto en un tono burlón, se sentó junto a Peter y de inmediato concentró su atención en la pelirroja.

—Lleva dos días sin dormir, he intentando convencerlo para que duerma un par de horas pero se niega por completo. Cerro los ojos con fuerza y apretó la mano de María sintiendo una vez más el fuerte dolor en su espalda baja.

—Me gusta este uniforme, me hace ver más atractivo. Un muy radiante Thor entró a la habitación, dio un par de vueltas luciendo su atuendo. Aunque me han rociado algo en el cabello que olía horrible. Se quejó cruzando los brazos y recargando su cuerpo sobre el buró.

—Lo siento, lindo. Apesar de los malestares, Natasha le dio una cálida sonrisa. Debemos tener todo tan limpio como se pueda y eso incluye tu cabello.

—¿Por qué han elegido hacerlo de esta forma? Howard le entrego la taza de té a María mientras cuestionaba a Natasha.

—Bruce lo decidió. Exhaló un par de veces antes de continuar. En un principio creímos que solo seríamos nosotros y los médicos necesarios, ya saben, algo más íntimo. Pero después todos ustedes nos han reclamado y estamos aquí. Rió despacio y una vez más apretó la mano de María con fuerza.

—Lo siento Natasha, pero no pienso perderme el nacimiento de mini Bruce. Thor rodeo la cama para poder acariciar el abultado vientre de la pelirroja por última vez.

Bruce entró a la habitación junto al médico y el par de enfermeras, con pasos lentos que delataron su agotamiento pero una sonrisa amplia solo para su mujer.

—Hola. Murmuró cerca de ella, se sentó en la orilla de la cama y tomo una de sus manos. Todo está listo, preciosa, solo tenemos que esperarlo.

Sus ojos se iluminaron al hablar, el corazón de la pelirroja se aceleró y por un momento todo malestar desapareció.

—Estoy dispuesta a pasar mil veces por esto solo para verte así de feliz. Las mejillas del rizado se sonrojaron, suspiro tranquilo y levantó la mirada.

—¿Duele mucho? Un deje de preocupación se apoderó de su voz.

—Ahora... Ahora sí que está doliendo. Echó la cabeza hacia atrás y soltó un quejido de dolor.

Todos se acercaron a la cama intentando averiguar si el momento había llegado.

—¡Hey! Denle espacio, necesito ver si ya debemos ir a la sala. La enferma los regaño con un tono autoritario.

Después de unos minutos llenos de quejidos y algunos sollozos, Natasha tuvo que levantarse para ir a la sala.

—Debes meterte ahora, el agua es tibia pero iremos subiendo la temperatura gradualmente. Natasha sonrió al ver la tina de gran tamaño en medio de su sala.

Desde que decidieron que el parto sería en agua, Bruce paso como loco buscando la tina ideal. Apesar de que el doctor le dijo que podía ser con una alberca común, él se negó rotundamente y visitó toda tienda que le fue posible.

Con ayuda de Bruce y una enfermera, Natasha entró a la tina y soltó un suspiro de alivio al sentir el agua caliente en todo su cuerpo.

—Todo estará bien. Bruce se puso en cuclillas para quedar a su altura. Vamos a estar bien.

Natasha asintió recargando la cabeza en el borde de la tina.

—Hey, idiota. Bruce giró al escuchar la voz de Clint.