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—¿Me estás diciendo que huyes de tu familia? Bruce miro al chico de cabellos platinados y asintió mientras se dejaba caer sobre la silla. A mí me gustaría tener una familia y tú huyendo de ella.

—¡Hey! No me puedes juzgar. Tú te alejaste de tu novio y llevas años en estos proyectos por jodido llorón. Yo algún día voy a regresar. Pietro rió por lo alto y le lanzó un rollo de papel a la cara.

Dos semanas habían pasado desde que Bruce llegó al proyecto y el primer amigo que hizo fue Pietro.

Un fotógrafo con bastante experiencia y muy amigable.

—Me aleje de él porque el maricon no estaba listo para salir del clóset. Se encogió de hombros y le arrebató la cajetilla de cigarrillos.

—Debes venir conmigo cuando este proyecto acabe, mi papá tiene una agencia y créeme, es más fácil trabajar con modelos que con caballos que intentan asesinarte.

Ambos rieron al recordar la vergonzosa escena de Bruce siendo perseguido por un caballo bastante molesto.

—Nos faltan tres años y tú ya estás pensando en regresar a casa. Soltó una risita suave y se acomodó junto a él. ¿Realmente quieres estar aquí?

—No. Pero tampoco quiero volver a casa, estoy en el limbo. Resopló y sonrió intentando no tomarle tanta importancia.

—Los primeros meses serán difíciles, pero para cuándo te des cuenta ya estarás en el avión de regreso. Si todos trabajamos a buen ritmo quizá nos lleve menos de tres años. Bruce lo miro y asintió.

Después de tantos días lejos de casa, quizá comienza a extrañarlos un poquito.

Esa rutina tan particular de tantos años le hace falta.

Escuchar la risa de Peter por las mañanas y esperar a Thor para desayunar.

Ir a la agencia y comer junto a Tony, jugar fútbol cada domingo por la mañana con Thor.
Y bueno, lo que más extraña es a esa pelirroja que llegó a incluirse a su rutina sin permiso alguno.

—¿Crees que Natasha te espere? Bruce frunció el ceño con molestia.

Pietro hizo la pregunta prohibida.

Exhaló y encendió un cigarrillo.

—No me he puesto a pensar en eso. Fui su primer novio, digamos que no sabe mucho del amor. Un enojo llegó a su cuerpo con tan solo pensar que alguien más puede enamorar a SU Natasha. Espero que cuando regrese no sea demasiado tarde.

—¿Y si tú te enamoras de alguien de por aquí? Bruce giró la cabeza de golpe lastimando su cuello. Miro a Pietro como si este hubiera insultado a todos sus muertos. ¿Qué? Eres estúpidamente joven, todo puede pasar.

—Siendo sincero, espero que ella se enamore de otro. No sé si puedo ofrecerle algo estable, ni siquiera se si yo puedo ofrecer algo. Pietro palmeo su espalda y suspiro.

—Eres un gran fotógrafo, eres muy inteligente y además demasiado apuesto. Tienes mucho por ofrecer Stark, solo ve despacio y entenderás muchas cosas. Un carraspeo los interrumpió.

Ambos miraron hacia la puerta y se toparon con la imagen de un rubio bastante cansado.

Bruce se puso de pie y miro a Pietro. Él solo asintió y se puso de pie, le sonrió a Steve y salió de la cabaña para darles espacio.

—Me dijeron que llevas varios días por aquí, pensaba buscarte el fin de semana. Steve camino despacio y se paró junto a él encogiéndose de hombros.

—No sabía si querías verme así que decidí esperar. Bruce frunció el ceño y con un movimiento de cabeza lo invito a sentarse.

—Hable con Peter por la mañana, me ha dicho que te extraña. Steve bajo la cabeza y carraspeo antes de mirarlo nuevamente.

—Y tú, ¿Tú me extrañas? El pelinegro se tenso y trago saliva con rudeza.

Conecto miradas con su padre y se mantuvo en silencio algunos segundos mientras sus manos comenzaban a sudar.

—¿Debo hacerlo? Cuestionó sin romper el contacto visual.

—Lamento ser un pésimo padre, nunca sentí repulsión por ti, solo estaba demasiado preocupado y no sabía que hacer. Bruce asintió permitiéndole continuar. Quería protegerte de todo pero sin darme cuenta yo era el que te estaba dañando.

—Steve, estos últimos días he logrado entender muchas cosas. Sonrió suave y acarició la espalda de su padre. Tú y Tony han hecho todo por mi, mi única y verdadera familia son ustedes. Pero no quiero volver, no estoy listo para hacerlo.

—Y no te estoy pidiendo que lo hagas, si esto te hace bien entonces nosotros aprenderemos a sobrellevarlo.

—Solo... Bajo la cabeza y entrelazó los dedos sobre su regazo. Necesito saber quién soy, necesito superar todo lo que viví, no quiero seguir evitando los traumas.

—Puedes hacerlo junto a nosotros. Susurró sintiendo un nudo crecer en su garganta.

—Quiero estar bien para ustedes, ninguno de nosotros merece seguir con culpas, les daré tiempo para que dejen de sentirse así y me daré tiempo para comprender quien soy.

—No importa que decisiones tomes, para mí siempre serás un Rogers y no puedo estar más orgulloso de ti. Una sonrisa ladina apareció en el rostro del rizado. Pase lo que pase y hagas y lo que hagas, siempre estaré yo para respaldarte.

—Gracias, papá. Los ojos del rubio se abrieron con sorpresa y echo el cuerpo ligeramente hacia atrás mirándolo.

—Hace mucho no me decías papá. Bruce rió y se encogió de hombros.

—Creí que te molestaba, por eso dejé de hacerlo. Steve negó en repetidas ocasiones y suspiro.

—No soy la persona más demostrativa del mundo, pero te amo y nada cambiará eso. Tú y Peter son lo más importante que tengo, lamento no ser el padre ejemplar pero créeme, me esfuerzo cada día. Bruce recargo la cabeza en su hombro y él lo envolvió con un brazo.

—Eres un gran padre, siempre he querido ser como tú. Steve enredo los dedos en los rizos de su hijo y se permitió llorar un poco.

Bruce decidió no comentar nada, solo se quedó quieto recordando todas esas noches en las que Steve se quedaba a su lado para evitar las pesadillas.

—Nunca he buscado lastimarte, eres mi pequeño, nunca ha sido mi intención. Bruce se separó un poco y asintió.

—Ya no importa, comenzaremos de nuevo y esta vez lo haremos bien. Steve asintió sonriendo y con el dorso de su mano limpio las lágrimas restantes.

—Claro que lo haremos bien, Bruce Rogers.

Hilo. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora