Natasha subió al taxi que ya los esperaba afuera del aeropuerto, con los nervios a flor de piel se acomodó en el asiento esperando a que Bruce terminara de subir la pequeña maleta que lograron alistar.
Durante todo el vuelo, Bruce se dedicó a llenar formularios para resolver problemas que habían quedado con la muerte de Brian. Por lo poco que el rizado comento, al parecer la casa donde había crecido la primer etapa de su vida ahora le pertenece, pero claramente Bruce no quiere la propiedad.
El chófer le sonrió amistosamente y subió al mismo tiempo que Bruce, ambos con una cálida sonrisa pintada en el rostro.
Natasha bajo la ventanilla y concentró su atención en las calles que comenzaron a recorrer. Bruce continuo con los formularios pero de vez en cuando la miraba de reojo para asegurarse de que todo estuviera en orden.
Después de varios semáforos en verde, aparcaron frente al gran hotel. Un edificio de diez pisos color negro y con ventanales polarizados gigantes.
Bruce agradeció al chófer y se paró junto a ella, después de tanto tiempo se verían obligados a hablar y ninguno podía evitarlo más.
En la entrada ya los esperaba Sussie, la encargada de hacer de su estadía la mejor experiencia de sus vidas.
La joven rubia los guío por los pasillos de la recepción, subieron un par de pisos y llegaron hasta la habitación h8.
Sussie abrió la puerta y entró primero para encender las luces.
Bruce se distrajo por la decoración del lugar, ambientando como un casino, luces neón y máquinas traga monedas distribuidas estratégicamente por todo el lugar.
Paredes negras en terminación mate y cuadros de diferentes casinos cubriendo cada parte del lugar.
La voz de Sussie lo saco de su trance, bajo la maleta en la entrada y camino hacia ellas.
—El casino está en el último piso, aunque con las máquinas que hay aquí muchos prefieren no subir. Sonrió y suspiro al ver la hora en el reloj de su muñeca. Realmente no tienen mucho tiempo para alistarse, en unos veinte minutos estaremos con ustedes, los dejo para que se instalen y en un rato más nos vemos.
Bruce la acompaño a la puerta mientras Natasha llevaba la maleta al baño.
Con el poco tiempo que tuvieron apenas y alcanzaron a pasar al apartamento de Bruce. Por fortuna, algunas cosas de la pelirroja seguían ahí, empacaron las pijamas y un cambio de ropa para cada uno.
Bruce sirvió un vaso de agua y lo bebió despacio intentando perder tiempo, ambos agradecieron el estar tan apurados, no quieren tener "la charla" y entre más puedan aplazarla, mejor.
Juntando algo de valor, camino hasta el baño y se paró en el umbral de la puerta cruzando los brazos. Natasha se percató de su presencia y lo miro por el reflejo del espejo.
—¿Debemos seguir evitando las dudas que tenemos? Se atrevió a preguntar.
—¿Quieres hablar? Trago saliva aclarando su garganta. No sé si quiero tocar ciertos temas, pero si quieres hacerlo, entonces me esforzaré. Prometió.
Y es que es cierto, no quiere sacar a flote el suceso que desencadenó todo el caos.
—Solo quiero saber que nada te atormenta, que vives en paz y que confías en mí. Se encogió de hombros tranquilo.
La pelirroja giró para mirarlo y asintió.
—Bruce, quizá después del aborto tú ya no tienes la misma opinión sobre mi. Bajo la mirada hasta sus pies y humedeció sus labios. Pero por favor, no me hagas saber lo que opinas. No me arrepiento de mi decisión porque no era nuestro momento, no estábamos listos. Si piensas diferente, solo no lo reproches. Su voz se rompió un poco y una sensación de malestar llegó a su estómago.
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Hilo. (Brutasha)
FanfictionEn una vida cotidiana, Natasha Romanoff y Peter Stark son mejores amigos. ¿Qué pasaría si todos los clichés se juntarán en una sola obra? Lo averiguaremos. (Esta obra fue finalizada el 8 de agosto del 2019 pero he decidido hacer correcciones de r...