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Peter entro a la casa de los Romanoff con un semblante frío.

Y una vez más, Clint prefirió no preguntar, el castaño se acomodó en la sala esperando a que la pelirroja apareciera.

—¿Estás bien? Natasha prácticamente corrió al verlo sentando con la mirada perdida.

—Bruce se fue, Nat. Ella frunció el ceño y cruzó los brazos mirándolo de forma incrédula.

—¿Pero que dices? Su tono fue chillón, carraspeo al sentir su garganta tan seca de un momento a otro.

—Lo dieron de alta hace una semana y lo primero que hizo fue aceptar un proyecto en Brasil, se fue. Natasha dio un par de pasos hacia atrás sintiendo su respiración pesada, se dejo caer sobre el sofá y llevo una mano hasta su pecho.

—¿Howard firmó? Su corazón se agitó mientras Peter sollozaba despacio.

—No. Según firmó un acuerdo con la empresa responsable, pero no sabemos mucho sobre eso. Se encogió de hombros y la miro. Tony corrió a Steve de casa y no sé dónde está.

Una culpa creció en ella, nunca se había sentido tan miserable.

Se puso de pie y se acomodó junto a Peter, lo envolvió en un abrazo y él comenzó a llorar.

Se sintió egoísta, en esos meses, había comprendido lo cercanos que son Peter y Bruce.

Ella no solo dejo a su mejor amigo sin su hermano, sino que también lo dejo sin familia.

—Peter, espero algún día puedas perdonarme. El castaño negó de inmediato y levantó la cabeza para mirarla.

—No, no tengo nada para perdonar. Limpio sus ojos con la manga de su suéter y se encogió de hombros. Bruce tomo sus decisiones sin importar lo que yo pudiera sentir.

—Todo esto es culpa de mi inmadurez. Sobo la espalda de su amigo intentando contener el llanto.

—Solo tenías miedo, esto es culpa de Steve y de Tony. Ellos intentaron evitar este caos mental mucho tiempo y solo llevaron a Bruce al límite. Suspiro resignado y miro el reloj en su muñeca. Hablando de Tony, debo irme a casa.

—¿Puedo ir contigo? Pregunto con miedo, sintiendo sus piernas temblar.

—Vamos, un poco de compañía nos hará bien.

Antes de ir al apartamento, pasaron a comprar comida china y un poco de fruta.

Según Peter, Tony se encontraba bastante tranquilo. Pero el que no paraba de llorar era Thor, definitivamente de todos, el rubio fue el más afectado.

Entraron y encontraron a Thor recostado en las piernas de Loki.

El joven pelinegro los miro y se encogió de hombros antes de sonreír. Peter negó y camino hasta la cocina buscando a Tony.

—El imbécil de tu padre se fue tras Bruce. Tony resopló molesto mientras preparaba tazas de café. 

—¿Se fue con él? Pregunto dejando las cosas sobre la barra.

—Sí, la rata estúpida que tengo como marido y al cual amo demasiado, se sintió tan miserable que cogió un vuelo para ir a hablar con Bruce. Sonrió y negó bajando la cabeza.

—Me alegra saber que lo amas. Se burló. ¿Sabes algo sobre Bruce? Tony asintió entregándole una bandeja.

Caminaron de regreso a la sala y le entregaron una dona y una taza de café a Thor.

—Thor, Bruce dice que pronto te llamará. Él está bien ahora, no lo veremos en un buen tiempo pero espera que comprendamos que es por su bien. Miro de inmediato a Natasha y le sonrió. Manda saludos para todos.

—¿Cuanto tiempo es? Natasha pregunto sin pensarlo.

—Un par de meses y algo más, aún no sabe si vendrá de visita pero tratará de mantenerse en comunicación. Se sentó junto a Loki y suspiro aliviado.

—Lo voy a extrañar Tony, ¿Qué haré sin él? Sí, Thor es el más afectado.

—Nos tienes a nosotros, podemos pasar tiempo juntos y así lo extrañaremos menos. Thor negó de inmediato con molestia.

—Gracias pero si paso tiempo con ustedes solo lo extrañare más. Se quejó y Tony rió.

Pasaron la tarde mirando el televisor, todos sumidos en sus propios problemas y pensamientos.

Natasha y Tony compartieron de vez en cuando miradas incómodas, ambos con la misma duda de por medio.

Loki tuvo que irse antes de la media noche y Thor optó por dormir en la habitación de Bruce.

Y bueno, Peter se encerró en su habitación dispuesto a llorar sin molestia alguna.

—¿Cómo te sientes? Pregunto Tony acercando una caja de cartón a la mesa.

—Ni siquiera tengo palabras para expresarlo correctamente. Se encogió de hombros bebiendo el último charco de café.

—Solo espero que se arrepienta de su decisión y que vuelva a casa antes de tiempo. Suspiro sacando fotografías y mirándolas rápidamente.

—Lo voy a extrañar. Se sentó junto a él y lo miro.

—No le digas a Pet ni a Thor, Bruce se va por tres años y posiblemente más. Todo rastro de color y esperanza desapareció de la pelirroja.

Tres años.

Parece un tiempo corto pero en las circunstancias que ella se encuentra, digamos que es una maldita eternidad.

—Eso es algo que no esperaba. Dejo de respirar por algunos segundos antes de exhalar con fuerza.

—Son proyectos largos, un documental al parecer. Asintió y apretó los labios.

—Quizá en estos momentos estaríamos planeando una boda. El castaño la miro y negó con una sonrisa melancólica.

—¿Estás dispuesta a esperar tres años? Natasha se encogió de hombros y suspiro.

—No sé si él esté dispuesto a regresar. Tony empujó su taza de café hacia ella.

—Malditos primeros amores. Natasha frunció el ceño al ver una ligera molestia en su rostro. Yo tuve uno, nos prometimos miles de cosas y ahora está casado con una mujer. La pelirroja rió junto a Stark y ambos suspiraron.

—Tal vez el verdadero amor de Bruce es Thor. Bromeo intentando no mostrar debilidad.

El teléfono de Tony vibro y una mueca de duda aprecio en su rostro.

—¿Estás bien? El corazón de Natasha se agitó de golpe. Sí, está aquí. Tony le sonrió ladino y le guiño antes de pasarle el teléfono.

—Nat. Su corazón explotó de emoción al escuchar la voz de Bruce al otro lado de la línea.

—Stark. Pudo escuchar la sonrisa del rizado.

—Tengo poco tiempo para hablar pero, quiero que sepas que estoy tomando todas mis medicinas, además aquí podré tomar terapia cada tercer día. Contó lleno de orgullo, un nudo apareció en la garganta de la pelirroja mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

—Estoy muy orgullosa, Bruce.

—Gracias, espero poder estar mejor lo antes posible. Ya sabes, quiero volver a verte.

Un grito agudo lastimó el oído del rizado.

—C-claro, podemos volver a vernos. Tony abrió la boca e intento acercarse para chismosear.

—Te quiero, Natasha.



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Maratón.

Hilo. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora