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Thor entro de nuevo al salón y suspiro mientras limpiaba sus manos con la toallita que Loki le había dado minutos atrás.

—Ya está, lo llevarán a su apartamento y llamarán a su madre. Comentó mirando a Natasha y regalándole una amplia sonrisa.

—Estoy muy avergonzada, lo siento mucho de verdad, no quería arruinar su día de esta estúpida forma. Bajo la mirada al piso y cubrió su rostro con ambas manos.

No arruinaste nada, ahora anda y disfruta. Sonrió por última vez mirando a su esposo y a la pelirroja cabizbaja.

—Dime que después de esto vas a cancelar la boda con ese imbécil. Peter se cruzó de brazos y se paró a un costado de Loki.

—No, no lo haré. Estaba molesto y ebrio, nunca me había tratado de esa forma. Exhaló y miro a sus dos amigos.

Y es que es verdad, Alfred nunca la había tratado mal, y no es que ella lo quiera justificar pero, entiende que se sienta tenso con el tema de Bruce.

—Vete a la primera, eso dice mi madre. Loki seguía bastante molesto.

Escuchar al médico de quinta tratar a su amiga como una cualquiera lo puso más que furioso.

—Estamos a días, no voy a cancelar la maldita boda. Si no quieren ir los entiendo, pero dejemos el tema. Peter y Loki compartieron miradas al notar el enojo de Natasha.

—Perdóname la vida si es necesario pero yo no apoyare algo que no te hace feliz. Peter dio media vuelta y camino de regreso a la fiesta.

—¿Qué quieren que haga? Natasha dejo caer ambas manos a los costados de su cuerpo con fuerza. ¡No puedo ir a rogarle a Bruce y tampoco puedo dejar mi maldito compromiso! Loki se acercó a ella y acunó su rostro al escuchar como estaba a punto de romper en llanto.

—No soportaría vivir con la idea de que no eres feliz, solo piensa en eso. ¿Vale? Y por favor, no te vayas, tenemos preparado algo para más al rato y quiero que estés presente. Natasha asintió y suspiro al sentir el beso de Loki en su mejilla.

El joven pelinegro camino de regreso, después de esa pelea, Natasha necesitaba tiempo a solas.

Con la fiesta en su mejor momento, Bruce camino a paso rápido a la entrada del lugar, medio ebrio y medio consciente cabe recalcar.

Después de solucionar el conflicto entre Clint y Pietro pudo darse tiempo para investigar sobre su otro conflicto.

Llego a su destino y como si de una película se tratara, Natasha se encontraba en medio de la oscuridad de la entrada, con el móvil en la mano y demasiado concentrada en lo suyo.

Camino despacio y sus pasos hicieron eco en el silencio lugar, solo un par de hombres fumando en el área asignada para tal vicio y nada más.

Al escuchar el resonar, Natasha levantó la mirada y se tenso al verlo.

Bruce sonrió y continuo caminando alentando su andar.

La pelirroja apagó el móvil y se enderezo un poco sin levantarse.

—Me dijeron que estabas aquí. Murmuró el rizado con algo de nervios. Natasha sonrió y asintió tomando la botella de cerveza que tenía a su lado.

—Lo estoy. Contesto en un susurro y con la voz demasiado temblorosa.

—Solo quería saber si estás bien. Se sentó a su lado y saco la cajetilla de cigarrillos.

—Lo estoy, Bruce. Contesto mirándolo de reojo. ¿Cómo estás tú? El día del funeral tuve que irme antes, lo siento.

—No te disculpes, supe que estuviste ahí y es lo que importa. Se encogió de hombros y dio una calada soltando el humo casi al instante.

—Debo ir a mi mesa, Clint seguro me está buscando. Arreglo su cabello y se puso de pie dispuesta a caminar pero la mano del rizado la detuvo.

Su piel se erizo al sentir la mano de Bruce apretando ligeramente su brazo, mordió su labio despacio y se giró.

—¿Por qué siento que me evitas? El rizado atacó con la pregunta más estúpida que pudo hacer y en el momento menos indicado.

—Porque es lo que hago, te evito. Se soltó del agarre con molestia y lo miro.

—¿Por qué lo haces? Se puso de pie y se paró frente a ella.

—¿Eres idiota o qué? Escupió comenzando a alterarse. Te evito porque eres un completo estúpido, porque no te soporto y porque me das asco, estúpido. Bruce sonrió burlón y se acercó más. Guarda tu distancia Stark, soy una mujer comprometida.

—Me gusta el peligro. Murmuró tranquilo. Sabes que quieres lo mismo que yo, vamos por ello.

Natasha bufó con fuerza y apretó los puños perdiendo el poco control que tenía.

Empujó al rizado contra la pared y lo señaló con el dedo índice.

—No soy tu puta, deja de tratarme como tal. Bruce frunció el ceño y negó pero ella no le permitió hablar. ¿Sabes cuánto me dolió saber que te casabas? ¿Lo sabes? ¡Claro que no lo sabes, eres un maldito egoísta! Al ver que comenzaban a pelear, los dos hombres apagaron sus cigarrillos y abandonaron el lugar algo incómodos.

Bruce espero a que desaparecieran para contestar.

—Estás comprometida, no vengas a sacar eso. Natasha dio un paso atrás y limpio las pocas lágrimas provocadas por la rabia.

—Cuando me entere que estabas en el altar me sentí tan mal, me sentí como la persona más usable del planeta. ¿Sabes que es lo peor? Que sigues tratándome como si lo fuera, ¿Pero que crees? Ahora estoy con alguien que sabe valorarme, ahora vete con tus putas y deja de joderme la existencia.

Intento caminar pero nuevamente la mano del rizado la detuvo.

—Me case para intentar olvidarte pero cada maldita noche pienso en ti. Natasha intento soltarse pero Bruce no se lo permitió. Puedes ir y hacer lo mismo que yo, pero ten en mente que así como siempre seré tuyo, tú siempre serás mía y ninguna ceremonia cambiará eso.

—Me das asco, es lo único que siento por ti, asco. Mintió intentando mostrarse lo más enojada posible.

—Te lo dije una vez y lo diré siempre, yo soy el dueño de tus orgasmos, Natasha. Dijo antes de soltarla.

Natasha suspiro y sonrió sarcástica, tenía una jugada pendiente y estaba dispuesta a hacerla.

—No solo tú eres dueño de ellos, cariño, John también lo es.

Hilo. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora