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IMPORTANTE: Contenido explícito.

Bruce la jalo bruscamente para que quedara en la mejor posición.

—¡Estás siendo muy brusco! Se quejó con algo de molestia.

—Y tú demasiado caliente, no puedo evitar no serlo. Natasha no supo que contestar pero sintió su cara llenarse de ese rubor que solo Bruce logra provocar.

Con la mano disponible, Bruce bajo su bragueta para poder estimularse, ella solo se quedó inmóvil mientras él recorría su cuerpo con la mirada.

—¿Te estás tocando mientras me miras? Eres un maldito descarado. Bruce asintió humedeciendo sus labios, dejo la cámara sobre el abdomen de la joven para poder acariciar sus definidas piernas. Creí que haríamos una sesión. Su tono paso de ser burlón a tímido, sentir las manos del rizado tan cerca de su zona le hizo cambiar de actitud.

Después de un par de minutos de largo sufrimiento para ella, Bruce levantó la cadera para bajar un poco su pantalón.

Libero su erección mientras ella observaba todo. Pudo sentir su entrepierna humedecer ante la acción del rizado.

Bruce aventó el cigarrillo sin siquiera apagarlo, sujeto la cámara con una mano mientras hacía a un lado las bragas de la joven.

Eres mía. En todos los sentidos. Dijo introduciendo su miembro en sus bragas, moviendo la cadera con suavidad para estimularla.

Natasha echo la cabeza hacia atrás al sentir la fricción y fue en ese momento donde Bruce capturó la segunda fotografía.

Continuo con los movimientos suaves, acariciando los senos de la joven y con la cámara lista para el mejor momento. La humedad comenzó a apoderarse de la entrepierna de Natasha, la estimulación de Bruce estaba haciendo efecto.

Sus caderas comenzaron a moverse de forma inconsciente, intentando tener más contacto pero él se lo estaba haciendo difícil.

—Follame, ahora. Pidió entre jadeos dándole una mirada llena de súplica.

Bruce sonrió al tomar su tercera fotografía, a ese paso podría hacer unos 30 álbumes solo de ella pidiendo por más. 

Natasha se sintió frustrada al ver la sonrisa de Bruce tan triunfante al verla así de necesitada.

Se enderezo un poco y sin importar lo que él había ordenado lo beso con fuerza, mordiendo sus labios y jugueteando con su lengua.

La misma excitación la llevo a tomar el miembro del rizado entre sus manos, estimulandolo con paciencia y disfrutando de los suaves jadeos de este.

—Lo... Lo quiero en mi boca, ahora. Demandó antes de levantarse de golpe para hincarse frente a él.

Lo tomo por sorpresa ya que él no pudo detenerla, para cuándo bajo la mirada Natasha ya estaba chupando la punta de su erección.

—Mmmm. Murmuró tomando los cabellos de la pelirroja con una mano. ¿Te gusta complacer a papi? Porque lo estás haciendo. Natasha le dio una mirada rápida sin detener los movimientos de su lengua, y como es de esperarse, Bruce tomo la siguiente fotografía.

Subiendo y bajando la cabeza en toda la extensión del miembro erecto de su, quizá, novio, Natasha sintio la necesidad de masturbarse, los jadeos de Bruce provocados por su trabajo la estaban volviendo más que loca.

Natasha solo pudo escuchar el click de la cámara repetidas veces y de reojo vio como el pelinegro dejaba las fotos bajo el sofá.

—Sube. Ordenó con voz ronca ayudándola a montarse sobre él.

Natasha recargo la espalda en el sofá intentando tomar el control, aunque él no parecía tan convencido.

Bruce introdujo solo la punta, ella chillo suave disfrutando de la leve sensación.

—¿Co-con cuántas has tenido sexo? Pregunto entre jadeos, mirándolo fijamente.

—Nat, no... Susurró apretando los labios.

—No importa. Movió ligeramente la cadera para que Bruce entrara un poco más. Seguramente ninguna se siente como yo. Aseguró con el ego en el cielo al ver el rostro lleno de placer del rizado. Nadie te recibe de esta forma... Bajo un poco más sintiendo al pelinegro muy dentro, esa posición estaba generando un doloroso placer.

—No, ninguna. Confirmo haciéndola sonreír.

—¿Te gusta estar dentro? Su cadera comenzó a moverse mientras Bruce disfrutaba del panorama, su miembro entrando y saliendo una y otra vez.

—Eres una sin verguenza. Dijo con una sonrisa amplia.

—Quiero que te corras dentro, quiero sentir como me llenas. Bruce asintió en repetidas ocasiones y frenéticamente, sin saberlo, Natasha dijo las palabras que lo llevaron a la locura.

Sujeto la cámara con su mano derecha para poder tomarla de la cintura con la izquierda, acelerando los movimientos y comenzado a tocar ese dulce punto de la joven.

Esos días separados solo lograron que todo el deseo y amor se acumularan, y esa ronda de sexo lento pero necesitado y placentero lo estaba demostrando.

Bruce enfoco la cámara en el rostro lleno de rubor de la joven, capturando sus mejores y más excitadas muecas.

En definitiva, una joya de sesión.

Fotos de ella gimiendo, apretando los labios, acariciando sus senos y lanzándole esa mirada llena de falsa inocencia, esa mirada que solo busca provocarlo y llevarlo al borde del abismo.

Bruce salió de golpe entregándole la cámara antes de bajar hasta la entrepierna de la pelirroja.

Un gemido agudo se escapó de la garganta de la pelirroja al sentir la lengua de Bruce en su sensible intimidad.

Ese calor tan particular comenzó a apoderarse de la joven en cuanto dos dedos de Bruce la invadieron, al borde del colapso, imitó la acción del rizado y llevo la cámara hasta su rostro tomando una fotografía de él haciéndole el mejor sexo oral, el mejor hasta el momento.

Sus caderas se levantaron y sus piernas perdieron la fuerza, tuvo que dejar la cámara a un lado para evitar tirarla.

—¡Mierda, Bruce! Gimió el nombre de su amante y alcanzó el orgasmo de una forma feroz.

Bruce continuo alargando el placer de la modelo, disfrutando de sus jugos y de su aroma.

—Todos tus orgasmos me pertenecen, y así será hasta tu último día. La miro de una forma única, con la mirada profunda y dominante.

Tomo la cámara antes de entrar en ella nuevamente, con embestida rudas pero satisfactorias.

—Correte, llename de ti. Su voz tan suave y agitada llegó a los oídos de Bruce, esa petición se sintió como una orden para él.

El fotógrafo no soporto más y llego al clímax ahogando los gemidos con dificultad, para sorpresa incluso de la pelirroja, ella llegó a su segundo orgasmo, sentir ese líquido correr dentro de su cuerpo provocó que el clímax llegara por segunda ocasión.

Como todo un profesional, Bruce continuo sacando fotografías mientras se vaciaba.

Con la respiración un poco más calmada, salió de ella despacio, capturando el momento totalmente satisfecho.

—No creo que me dejen publicar esto en la agencia.

Hilo. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora