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Clint se sorprendió al ver a Natasha llegar junto a Steve y Tony. Abrió la puerta y con un movimiento de cabeza saludo a los tres.

—¿Podemos pasar? Steve fue el primero en hablar.

—Claro. Dijo haciéndose a un lado para que entraran.

Los tres siguieron a Natasha hasta la mesa, Tony dejo una bolsa blanca sobre esta y se sentó junto a Natasha.

—¿Todo está en orden? Clint pregunto mirando a Natasha.

—Tengo que comentarte algo. Tomo la bolsa y la puso sobre sus piernas buscando las hojas con los resultados del embarazo. Antes de que veas esto, necesito que sepas que he tomado una decisión y nadie lo cambiara.

Clint tomo las hojas con miedo, miro a Natasha y después bajo la mirada comenzando a leer.

El color se fue de su rostro y todos pudieron notar como se llenó de tensión.

—¿Por esto te dejo Bruce? Natasha negó frenéticamente sintiendo las lágrimas salir.

—Yo lo deje a él. Trago saliva y recibió el pañuelo que Steve le ofreció. Y Bruce no sabe sobre el embarazo y me prefiero que siga así.

—¿Qué mierda estás diciendo, Romanoff? Azotó una mano sobre la mesa y respiro para calmarse un poco.

—No voy a seguir con el embarazo, hoy he ido con el especialista y bueno. Clint cerró los ojos por algunos segundos y respiro de forma pausada.

—Me importa una mierda cual sea tu decisión, Bruce tiene que saber esto. Natasha cubrió su cara con ambas manos y exhaló. ¿Ustedes apoyaron el que le oculte esto? Miro a ambos hombres con desprecio.

—¡Te he dicho que quiero mantenerlo así, nadie tiene derecho a opinar sobre lo que hago o dejo de hacer! El enojo comenzó a apoderarse de ella. Si no me apoyaras entonces no tenemos nada que hablar.

El silencio se hizo presente por un par de minutos, todos permanecieron casi inmóviles en medio de una aterradora incomodidad.

—¿Qué instrucciones debes seguir? Clint rompió el silencio con un tono más tranquilo o por lo menos eso quiso aparentar.

—Prefiero no hablarlo, quiero seguir este proceso sola. Se encogió de hombros y recorrió un poco la silla. Solo necesito saber que cuento contigo, que no me juzgaras.

—No tengo motivos para hacerlo. Acercó la mano hasta el rostro de la pelirroja y limpio algunas lágrimas. Es tu cuerpo, tu vida. Tienes planes y por algo estás tomando esta decisión. Lo que menos necesitas son sermones idiotas pero, creo que deberías comentarle a Bruce tu decisión, creo que él te apoyará.

Sin responder, se puso de pie y camino hasta las escaleras rumbo a su habitación.

Clint miro a Tony y después a Steve, pudo notar lo avergonzados que se encontraban.

—Gracias por acompañarla. Dijo aventando las hojas lejos de su vista.

—No tienes nada que agradecer. Tony suspiro y recargo su cuerpo sobre Steve.

—¿Saben si debo hacer algo por ella? El corazón de Stark se encogió al escuchar la tristeza y preocupación en Clint.

—Debe descansar algunos días, solo trata de no discutir con ella. Estará un poco sensible e irritable pero será por el desorden de hormonas. Steve parecía asustado. Solo debes ser comprensivo con ella y respetar cada una de sus decisiones.

—Bien. Dijo tajante mientras asentía.

—Nosotros debemos ir a casa, espero puedas disculparnos por no venir antes de la consulta, pero ella prefirió que las cosas fueran así. Sin decir más, los tres se pusieron de pie y se dirigieron a la puerta.

Antes de subir al auto, Tony se acercó a Clint y con algo de duda se paró frente a él.

—Bruce no sabe nada y espero que tú también puedas mantener esto privado. Se atrevió a decir en un susurro.

—No estoy de acuerdo en eso pero tampoco soy nadie para intervenir. Tony asintió y sonrió débil antes de subir al auto.

Arrastrando los pies, Clint camino hasta la habitación de Natasha y se extraño al ver la puerta abierta.

—¿Puedo? Natasha se encogió de hombros sin dejar de mirar una caja entre sus manos.

Resignado, entro y se sentó en la orilla de la cama sin dejar de mirarla.

Su pequeña pelirroja con los ojos completamente hinchados y con un semblante opaco.

Sí, sintió arcadas al verla de esa forma, por mas que intento protegerla, de alguna forma sintió que fracasó.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? Natasha levantó la mirada y suspiro.

—Tenía miedo, tengo mucho miedo. Corrigió.

—No importa nada, yo siempre te apoyaré en todo. Cómo lo he venido haciendo todo este tiempo. Su voz se cortó un poco. No quiero que repitas la historia de mamá.

—Deje a Bruce con la peor mentira. Le dije que quería conocer a más personas, básicamente le di a entender que él no es la persona a la que amo. Y una vez más, rompió en un llanto que parecía no tener fin.

—Tienes miedo, te comprendo. Se encogió de hombros y recargo una mano sobre la rodilla de su hermana. Pero siento que Bruce no es el tipo de hombre que piensas.

—Se que él me apoyaría en esto pero, mi Brucie ya tiene muchas cosas encima como para añadirle otra. Limpio su rostro con la manga de su suéter y abrió la caja sacando la tira con el par de tabletas.

—¿Y no crees que esto lo daña más? Soltó en un tono bastante suave, ese mismo tono con el que la tranquilizaba de pequeña.

—Después de todo, quizá es mejor que él y yo nos alejemos. Supongo que ambos conoceremos a otras personas y terminaremos superando nuestra pequeña historia. Clint asintió y se puso de pie soltando un largo suspiro.

—Espero que algún día logres convencerte de eso, por experiencia propia puedo decirte que nunca lo harás. Natasha frunció el ceño y lo miro salir.

Con el corazón al mil, camino hasta su pequeña oficina y busco entre sus notas el número del rizado.

Dudando demasiado, comenzó a marcar cada número sintiendo su cuerpo temblar.

Un par de timbres después, la voz del rizado se escuchó.

—Bruce, soy Clint.

—Oh, hola Clint. Apesar de la sorpresa, el castaño pudo notar lo decaído en su voz.

—Necesito hablar contigo, es algo urgente. ¿Puedo verte dentro de media hora?

Hilo. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora