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Natasha subió junto a Clint al auto de los Stark.

Habían pasado once días desde la última vez que todos vieron a Bruce, y es que el día que ocurrió todo, justo cuando ella iba a entrar a la habitación para hablar con él, un ataque de pánico se apoderó de Bruce y tuvieron que llamar a una ambulancia.

Once días lleva el rizado en un centro psiquiátrico, aún no saben cuándo lo darán de alta pero por fin permitieron visitas y eso ya es un gran paso.

Ninguno se atrevió a decir palabra durante el camino, el ambiente fue tenso y bastante incómodo para los cuatro.

Natasha bajo del auto y se miro en el reflejo de la ventanilla, maldijo al ver que ni el maquillaje cubrió las ojeras, Clint se dio cuenta y tomo su mano antes de asentir.

—Peter tampoco puede dormir, hasta Thor está afectado. Tony hablo tomando el brazo de la pelirroja.

Ella solo se encogió de hombros y camino junto a él.

En la sala asignada para ellos ya se encontraban Peter, Loki, Thor y Howard. Todos con expresiones serias y bastante apagados.

Peter con una caja de chocolates en las piernas y una mirada perdida.

—Llegaron a tiempo, María acaba de ir por él. Howard se acerco a su hijo y le sonrió.

—Bien. Apenas y contesto antes de acomodarse junto a Peter.

Tomaron los lugares como les fue posible y dejaron el sillón individual para Bruce.

Sus miradas se mantuvieron fijas en la puerta, anhelando que el tiempo pasara rápido para poder verlo de nuevo.

María apareció y detrás de ella Bruce, con un cigarrillo en la boca y un atuendo bastante particular. Una pijama blanca y pantuflas del mismo color, su piel pálida y ojeras marcadas. Incluso su cabello parecía diferente.

Un gafete colgando en el cuello y dando pasos cortos y temerosos.

Llegaron hasta los sofás y Bruce los miro a todos de forma rápida, como si lo estuvieran obligando a hacerlo.

Peter se puso de pie de un brinco e intento acercarse a él.

—¡No, no me toques! La voz del rizado se llenó de miedo y un nudo se formó en la garganta de Peter. No lo hagas, por favor. Pidió bastante asustado.

Todos quedaron perplejos ante la acción de Bruce, Peter miro a María y ella solo se encogió de hombros y le sonrió.

—¿Cómo estás, ricitos? Thor intento sonar firme pero todos notaron las lágrimas en sus ojos.

Bruce lo miro y se mantuvo en silencio unos segundos.

—No me digas así. A Brian le parece un apodo estúpido y no quiero que se enoje. Tony bajo la cabeza y negó en repetidas ocasiones.

Howard se paró a su lado y le dio un ligero apretón en el hombro intentando consolarlo.

—¿Pero a ti te gusta, cierto? María pregunto acariciando su espalda y él asintió. Brian no puede hacerte daño, si te gusta, entonces te diremos así.

—¿Puedes asegurar que no me hará daño? Ella asintió acariciando su cabello.

—Nosotros te vamos a proteger de todo, ricitos. Bruce asintió y miro nuevamente a Thor.

—Me han bajado la dosis de calmantes, creo que estoy mejor. Thor sonrió orgulloso.

—Pronto saldrás de aquí y podremos ir a jugar fútbol. Una sonrisa ladina apareció en el rostro de Bruce.

—Peter, ¿Te gustaría ir con nosotros? Howard es muy bueno en la portería. El castaño asintió rápidamente mientras sus ojitos se iluminaban.

—Bruce. Steve hablo y el cuerpo del rizado se llenó de tensión. Su respiración se agitó y sus ojos se abrieron de golpe. El alma de Steve cayó hasta sus pies al ver el miedo que se apoderó de Bruce con tan solo escucharlo. Nat te ha traído un presente.

—Nat. Y por primera vez, sus ojos conectaron con los de la pelirroja. A ambos se les iluminó un poco la cara y todos notaron la magia entre el par de jóvenes.

—Brucie. Natasha se paralizó por un momento, rebusco en su bolsa y saco una caja de regalo color verde y se la entrego. Bruce no hizo intento por abrirla y ella entendió que quería escucharla decir su contenido. Tony nos contó que llevabas años buscando un modelo específico de una cámara antigua. Loki, Peter y yo nos pusimos a buscarla y la encontramos, después de una negociación bastante compleja la obtuvimos. También compramos algunos rollos para que puedas usarla.

Bruce abrió los ojos sorprendido y abrió la caja torpemente.

Una sonrisa llena de emoción apareció en su rostro, saco la cámara con cuidado y su primera reacción fue mirar a Tony.

—¡Papá, me han comprado una cámara! Tony apretó los labios y sonrió conteniendo las lágrimas.

Una sensación de paz llegó a todos al ver la felicidad repentina del rizado.

Se tomó su tiempo para admirar el objeto y todos se centraron en él, en su alegría.

—¡Howard, es de la que te hablé! Se puso de pie y camino hasta su abuelo para mostrarle su nueva cámara.

—Wao, podrás tomar fotografías increíbles con ella. Bruce asintió frenéticamente y miro a Natasha.

—Este lugar tiene un jardín increíble, ¿Quieres venir conmigo a tomar algunas fotos? María y Howard se miraron llenos de sorpresa.

Natasha trago saliva y asintió. Aventó todas sus cosas sobre las piernas de Thor y se puso de pie de inmediato.

Bruce comenzó a caminar y ella lo siguió, algunas enfermeras lo saludaron y todas parecían sorprendidas al notar el buen humor en el joven.

Llegaron al jardín y Natasha suspiro sorprendida al ver lo grande que era este. Varias bancas esparcidas por todo el lugar y todo tipo de flores coloridas. Algunos árboles frutales y todo perfectamente cuidado.

Bruce se encaminó hasta una banca y se sentó, ella hizo lo mismo con los nervios a flor de piel. Después de unos segundos se miraron y él suspiro.

—Ahora, cualquier muestra de afecto me hace sentir extraño. Es como si no conociera a nadie, pero esa sensación que me brinda tu mirada, sigue sintiéndose bien.

Hilo. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora