Prólogo

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Dos chicas caminaban a paso despreocupado por las calles lúgubres de Asheville directo a la parada de autobús. Una de ellas, la más bajita, bien formada, de ojos cafés y nariz perfilada llamada Johanne, se iba del pueblo para asistir a una galería de arte en Nueva York.

Ambas tenían muchos temas triviales en los que enfocarse. Sin embargo, un hecho ocurrido hace apenas dos días era algo que no se podía ignorar.

-Fue un verdadero caos lo que ocurrió en la fiesta de los hermanos Evans, ¿No crees?-expresó Johanne, queriendo indagar más en el tema.

La otra chica, un tanto recelosa por el viaje de su amiga, asintió.

-¿Caos? No solo fue un caos, fue una verdadera humillación para ambos, un verdadero desastre. Estuve presente, ¡Y vaya que no lo vi venir! Todo era sangre, tiros y gritos por aquí y por allá. Una experiencia horrible, amiga, horrible.

-Eso era puros secretos explotando como bombas por todos lados.

-Literal, ¡El aire estaba cargado de venganza! Sentía dificultades para respirar, Johanne. ¡Debías ver la cara de alegría que ellos tenían!

-Espera, ¿qué?-preguntó Johanne, verdaderamente confusa-¿ellos?

-Los atacantes de los hermanos Evans-respondió la amiga con obviedad.

Johanne abrió mucho los ojos, como si recordara la escena que le planteaba su amiga con suma vivez.

-¡Tienes razón! ¡Dios! ¿Sabes que pasó con los causantes de la broma?

-Mierda, que si eso fue una broma no quiero ni saber como sería una venganza.

-Broma, venganza, llámalo como quieras, ¿qué pasó con ellos?

-Algunos dicen que están en la Mansión de los Evans gozando de sus bienes justo ahora; otros que el FBI se los llevó o bien que se fugaron al estilo de Sylvester Stallone en la peli plan de escape-. La amiga se quita el cabello de la cara debido al fuerte viento que agitaba los árboles-. Existen muchas teorías.

-No me sorprende, y la peor parte es que los conocíamos.

-Tan tranquilos que se veían.

-Si, aún no entiendo como Hyson Evans, el chico más buenote que he visto podía ser tan...imbécil-Johanne se encogió de hombros-. Y ni hablar de su hermanito...

-No solo buenote, Hyson era el espécimen más hermoso que mis ojos han visto, es simplemente perfecto, y Heron, el menor de los hermanos tenía una cara que, mierda, una boca que, mierda, me le como la boca-luego, como en una ensoñación, la amiga dijo-: dioses viviendo en Asheville. Mis crush de toda la vida, mis...

Johanne la interrumpió, percatándose de que su amiga podía pasar todo el día halagándolos sin problema. No podía perder el autobús.

-Esos pobres hombres no volverán nunca más a este lugar. Ya deben estar en un cohete directo a otra galaxia.

-Que desgracia, Johanne. Voy a extrañar mirarles ese culazo que...

Nadie tuvo el chance de agregar algo más.

Un auto tan negro como el argumento coloquio entre ellas pasó a una velocidad arrolladora por la desolada carretera, haciendo que los cabellos de las chicas se alzaran junto a sus vestidos y soltaran un grito de horror y pasmo.

Acto seguido, escucharon un estruendo. Un choque directo entre dos objetos duros que pareció agitar el piso y romper la tierra.

A una distancia de cuatro metros las chicas visualizaron el accidente.

Ambas, intercambiando miradas de puro espanto, corrieron al desgarrador suceso. El auto negro estaba estrellado contra un árbol de forma que toda la parte delantera estaba destruida.

Reconocieron al piloto, envuelto en su propia sangre.

A unos pasos del auto lograron observar un cuerpo tendido en el piso, de cuya cabeza brotaba un charco de sangre. Sobre el cuerpo que tal vez yacía sin vida se hallaba otra persona que si respiraba, sin ningún rasguño, protegiendo el cuerpo visiblemente immóvil mientras pedía ayuda a gritos.

Johanne y su amiga, con corazones acelerados, se detuvieron en seco.

Resultaron ser justo las personas de las que hace menos de cinco minutos estaban charlando.

Resultaron ser los "atacantes" de los hermanos Evans.

Y uno de ellos, el que no tenía ni un solo rasguño, las apuntaba con una pistola.

-Necesito su ayuda-soltó en un hilo de voz lleno de dolor.

A Johanne se le pusieron las piernas de gelatina.

-¿Q-qué necesitas?-contestó en tono farfalloso

-Un teléfono. Llamen al 911-pidió suplicante-si no llaman en este instante, morirá.

Y luego de una pausa, añadió:

-Al igual que ustedes.

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Si llegaste hasta acá, tienes mi eterno agradecimiento♡

Hola, Darlings! Así empieza esta historia sobre tres chicos Evans *aplausos y silbidos*

Si le vas a dar una oportunidad (que eso espero) antes debes saber ciertas cosillas:

Esta historia se desarrolla en un lugar ficticio.

Algunos pensamientos o comentarios de lo personajes que puedas encontrar en la lectura estarán mal escritos con el propósito de darle un toque más relajado a la trama, sobre todo porque los personajes son jóvenes y a esa edad la seriedad es algo casi incomprensible.

●No eres adivin@, por lo que no intentes utilizar el típico "ya sé como termina esto". Te prometo por la casa Stark que te estarías engañando a ti mismo: este no es un libro para que uses esa frase, ya que nada ni nadie es lo que piensas.

Sin nada más que decir, me despido.

Con amor, Simon.

No, es decir:

Zahiking :)

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DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora