Capítulo Cuarenta y tres

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Clases de teatro

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Khaisie

Tres.

Tres semanas han pasado desde la muerte de Mark.

Tres semanas en las que Haiden no ha vuelto a ser él mismo.

Descubrí que su forma de lidiar con el dolor era bastante inusual, o quizá ni siquiera ha lidiado con sus sentimientos todavía.

Sigue en etapa de negación.

Desde que Amy entró a mi casa a dar la noticia ha pasado los días callado en exceso y, lo que es peor, sin mucho apetito. Cuando se habla sobre Mark frente a él decide intervenir en presente: "A Mark no le gusta que hablen del béisbol de esa forma" "Mark siempre se ríe sobre esta cosa y otra" pero nunca, en cero ocasiones, se le ha escapado una frase relacionada con su muerte: dos disparos a la cabeza y uno en el pecho.

El día anterior a su muerte, Haiden recibió mensajes de Campeón. En ellos le asignaba una de sus duras misiones, y al ser ignorado ágilmente por su parte, disminuyó su enojo con el asesinato de Mark.

Haiden, por dentro, no la debe estar pasando bien.

Porque una cosa era que tu mejor amigo muriera.

Y otra muy diferente que muriera por tu culpa.

Mark fue cremado ese mismo día, y sus cenizas terminaron esparcidas en el estadio donde inició su carrera de beisbolista. Así que, eso era el chico ahora: no carne podrida comida por gusanos hasta quedar en sus blancos huesos, sino arena que pasó hacer parte de la tierra, pisoteado por zapatos que no tienen ni tendrán idea de que, bajo sus pies, un chico murió injustamente y, ahora, no es nada.

No me gustaba ver a Haiden así, tan tranquilo, evitando pensar en la culpa que sentía, llamando al número de Mark todas las noches antes de dormir al menos tres veces.

-Haiden-intentaba acercarme-¿Quieres hablar?-adivinar sus sentimientos se me estaba dando muy mal, no sabía que hacer ni que decir, solo estar cerca, que notara que estaba junto a él aunque tuviera tres semanas ignorándome.

-¿Hablar sobre qué?-me dijo.

Apoyé mi barbilla en su hombro, mirándolo.

-De Mark-susurré-. Entiendo como te sientes, antes de que muriera estabas peleado con él. No lograste disculparte-¡¿Por qué le estoy diciendo esas cosas?!-. Pero no es tu culpa, ¿Cómo ibas a saberlo? Estoy segura de que Mark te lo perdonaría todo. Él te quería-le beso la cien-. Haz lo que quieras, grita, llora...pero acepta que ya no está.

Me miró sin expresión alguna y se levantó.

-Voy a ver a Amy, ¿te molesta?

Me molesta, y mucho, demasiado, creo que la odio.

-No, para nada-sonrío-. Te espero aquí.

Y esta había sido mi pesadilla de las tres semanas: Amy.

Haiden se quedaba en mi casa desde lo de Mark, y la muy...ella, estaba dando vueltas a nuestro alrededor, buscando a Haiden para traerlo de vuelta en la noche. Todo el día estaban juntos. Todos los días venía a llevárselo. La odiaba, ella lograba hablar con él, entenderlo y ayudarlo. Yo solo empeoraba todo con mis fallidos discursos.

Justamente ayer, cuando Haiden volvió a casa y vi como Amy lo abrazaba y él le devolvía el gesto, decidí resolver el problema.

Salgo y me aclaro la garganta. Haiden la suelta y sonríe de medio lado.

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora