Capítulo Seis

522 36 3
                                    

¿Cómo respondes a una venganza?
Con otra venganza, según Haiden Evans, por supuesto.

□□□●□□□

Todo ocurrió en cámara lenta.

Los gritos de las personas, como si fuera una carrera de caballos, sobrepasaban el sonido de la música.

Sentía que la mesa con las bebidas era eterna, y mientras más vasos me llevaba a la boca, más ganas tenía de vomitar.

Pero para obtener lo que deseas, hay que luchar.

Y yo lucharía por esta victoria.

Hyson y yo ibamos a la par, lanzando vaso trás otro al piso con movimientos sincronizados, hasta que, con la llegada del último, me tropezé un momento y le dí la ventaja.

Pero no por mucho.

Con el mundo dando vueltas y la cabeza tocando una sonata dolorosa, caminé hacia el televisor gigante parecido a una pantalla de cine. Tomé el control, le eché una rápida mirada a Hyson y el conteo regresivo que anunciaba el comienzo del baile empezó a devolverme a la triste realidad:

¿Cómo podría moverme después de eso? Apenas recordaba quién era yo...

Espera.

¿Haiden? ¿Henry? No tenía idea.

Una música enérgica y con muchos pasos de baile inició la jugada final.

Era todo o nada.

Obligándome a mantenerme en pie empezé a bailar. No era un experto en el arte de la danza, pero tampoco era un fracaso.


Siendo un Evans, no podías darte el lujo de serlo.

Imité los movimientos de la máquina, esforzándome por realizarlos a la perfección igual que el robot.

Igual que Hyson.

Sus pasos eran naturales, sincronizados, pulcros y profesionales.

Parecía que hubiera nacido para eso. Parecía salido de un programa de televisión.

Era la versión masculina de Jennifer Lopéz.

Mierda.

Su maldita sonrisa se negaba a abandonar su cara, no sudaba lo suficiente, su traje no se arrugaba...

Yo debía parecer una diarrea.

Mi miedo era el nivel de su confianza, demasiado alta e intachable. Estaba seguro de su triunfo, como su fuera algo que simplemente no podía evitarse aunque el tiempo regresara al punto de partida.

Me sentí pequeño, me sentí borracho, me sentí tan insignificante por un momento viéndolo a él agitarse, dar vueltas y ligar pasos de bailes clásicos con los nuevos de la máquina...pero creánme cuando les digo que luché por seguirle el ritmo.

Y lo conseguí.

¡Oprah en Hogwarts! Iba ganando, la pantalla que anunciaba mi nombre tenía el mayor puntaje.

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora