Capítulo Catorce

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De los creadores de "métete en tus asuntos" y "curiosa de nacimiento" llega...
"¡Corre por tu vida, Khaisie!"

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Khaisie

A medida que amanecía y el sol se colaba por la ventana, mis ojos se fueron abriendo con la certeza de que algo maravilloso habia ocurrido ayer. Por mi mente danzaron recuerdos fugazes, repletos de éxtasis, y entendí que con solo mirar a un lado, confirmaría si era real lo que imaginaba.

Haiden estaba dormido boca abajo, con el cabello castaño cubriendo su rostro, que tenía una expresión calmada. Uno de sus brazos me aprisionaba el pecho, decidido a no dejarme ir.

Solo fui capaz de sonreír: despertar con Haiden era inesperado, pero sobre todas las cosas lo mejor que me ha ocurrido.

Gire un poco para mirarlo fijamente y quitarle el cabello de la cara. Él se movió ligeramente, pero no se despertó.

Caiste profundo, Khaisie-me decía a mí misma-ya no tienes vuelta atrás.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos y el contacto con la piel de Haiden que no percaté un sonido peculiar.

Era como si alguien estuviese comiendo algo...¿Cotufas, quizá?

Me senté en la cama y pegé un grito ahogado, tapándome el cuerpo con las sábanas.

Esto si que no era fruto de mi perversa imaginación.

Hyson Evans estaba sentado frente a la cama de piernas cruzadas y más relajado que un rey en su castillo. Estaba comiendo cotufas mientras fruncia el ceño y tecleaba su teléfono, jugando con una sonrisa de niño que no rompe un plato.

¡Parece que lleva horas allí!

-¡Hey!-saluda en tono cantarín-. Buenos días, ya era hora de que alguno decidiera despertar.

Sujeté con más fuerza la sábana.

-No te esfuerzes tanto en cubrirte-fueron sus palabras-. No tienes nada que me impresione.

Lo pronunció en un tono marchito y vacío.

-¿Qué rayos haces?-le espeté en un susurro. No quería despertar a Haiden.

-¿Qué parece que hago? Los observo-dijo con simpleza, como si fuera de lo más normal-. Pero me aburrí y quize jugarme una partida de ajedrez. Gané, pero no es nada nuevo.

-Si, lo he pillado-le dije, sin ver esto coherente-. La cosa es que no entiendo por qué.

Con el sol golpeando su rostro, supe que en definitiva, era uno de los hombres más bellos que he visto. ¿Acaso tiene algo mal? Su cuerpo es atlético, su sonrisa es mas blanca que la barba de santa claus y su cabello esta más limpio que la casa de tu abuela.

Sus ojos azules se mantenían fijos en los míos. Si me quería mandar un mensaje, yo no lo entendía.

Pero lo que sí pude notar fue una oscuridad profunda en ellos.

Aparté la mirada.

-Estoy intentando entender cómo mi primo tomó la desición de acostarse contigo-me respondió un rato después, llevándose otra palomita a la boca.

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora