Capítulo Cuarenta y ocho

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En los últimos días

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Capítulo dedicado a: @Novia_de_Ares ♡♡♡

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¿Por qué todo con Hyson era tan peligroso?

-Tercer piso, la primera ventana-escucho a Hyson decir, caliente de adrenalina-pisa con cuidado, solo los ladrillos grises, Khaisie, los otros te harán resbalar, y lo más importante-me mira con ojos brillantes-no mires abajo.

Tragué saliva, nerviosa en exceso.

-¿No deberíamos buscar alguna cuerda? Digo, algo que nos alivie la caída. Porque nos vamos a caer.

-No seas negativa-Hyson salta el muro que dividía ambas mansiones, y luego de ayudarme en esa acrobacia apoya sus manos en el primer ladrillo que sobresalía un poco de la pared en la Mansión de Pam-. Sin protección es más divertido. Ya sabes, se siente mejor-y me guiña el ojo.

-¡No es momento de bromas!-me quejo.

-Aburrida-resopla-ve primero, si caes intentaré atajarte. No prometo nada.

Apreto los labios y inicio la escalada mortal. Siento a Hyson subiendo detrás de mí, ladrillo por ladrillo, cada vez más y más lejos del piso, diciéndome a gritos que me apurara, pues con cada paso que lograba dar esperaba dos minutos para el siguiente.

-¡Mueve ese culo! No me dejas ver nada.

-¡Cállate! Me desconcentras-me empeño en sujetarme bien, asustada, repitiéndome miles de veces que no mirara abajo, no, no, no mirar abajo...

El sudor bañaba mi frente, me sentía al borde del desmayo. Esa ventana. Esa sucia ventana parecía alejarse más con cada ladrillo que lograba subir. Estúpida Pam, ¿no pudo dejar a Camille tranquila para que yo la molestara?

Estiro mi mano, cansada, agotada, prácticamente desmayada, cuando al fin toco el vidrio de la ventana. Compruebo que no haya nadie y lo subo. Hyson me empuja para darme impulso y entrar de lleno.

Claro que mi entrada no fue elegante.

Caí con la cara en el piso.

Me pongo en pie y le doy mi mano a Hyson, ayudándolo a entrar.

Y listo, tres meses con ocho días después logramos invadir la habitación de Pam.

-Enciende la luz, solo veo tu cabello-ordena Hyson.

Busco a tientas el interruptor, y al presionarlo, retrocedo hasta el cuerpo de Hyson, parándome a su lado.

-Que creepy-murmuro, frunciendo el ceño.

La habitación de Pam era mediana, con paredes rosado pálido, una cama cubierta de peluches y un escritorio de metal blanco. Lo que daba miedo no era su decoración de niña, sino el exceso de Hyson en ella:

Tenía dibujos de Hyson en las paredes, fotos que le tomó desprevenido, afiches, un estante lleno de videos de Hyson marcados con las fechas de cuando fueron grabados, un muñeco de cartón tamaño real, una radio que reproducía sus canciones, audios de Hyson diciendo cualquier nadaderia...joder, hasta un muñeco como vudú con su cara y alfileres llegué a ver.

-Te hizo un amarre-le digo-. Te juro que te hizo un amarre.

-No te sorprenda encontrar pelos míos por ahí, hasta ropa interior.

-¿Pelos?

-No exactamente de la cabeza.

-¡Puaj! ¡Hyson!

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora