Capítulo Veintinueve

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¡Mark alías Luthor está aquí!

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-Jesús, esta comida de pueblo está tan buena como tu madre.

-¡Hey!

Llevé a Mark a una cafetería después del incidente en la calle.

Cuando me dijo que Amy estaba en Asheville vi a la muerte parada del otro lado de la calle invitándome a seguirla. Estuve a punto, pero luego Mark se echó a reír y me aclaró que era mentira.

Intenté lucir apenado pero mi cara debió delatarme. Espero que no lo notara. Sin embargo, me sorprendió a sobremanera verlo aquí, luego me alegre, pero el sentimiento posterior fue llevarlo lo más lejos posible de Khaisie o los problemas serían apocalípticos. Una vez allí me tomé la libertad de abrazar a mi hermano de otra madre, palmeando su espalda mientras le decía: ¿Qué haces aquí, Mark?

Nos sentamos en una mesa para dos y pedimos waffles con fresas y jugo de naranja.

-Mierda, Haiden-decía Mark, devorando su plato como si llevara tres semanas sin comer-. Eres terriblemente rápido, como la versión blanca y estadounidense de Usain Bolt.

Sonreí de medio lado. Para ese momento no había tocado mi comida, solo lo miraba de forma calculadora intentando comprender su presencia en el pueblo.

-Necesito otra ronda de esto-comenta con la boca llena-. Correr me da mucha hambre...¿Vas a comerte eso?

-Yo...

Mark apartó su plato vacío y se sirvió el mío, comiendo mientras decía:

-Llegar aquí me costó un testículo. Mis padres me castigaron, según ellos bebo demasiado y me quitaron las llaves del auto. Vine en autobús, ¿Puedes creerlo? Fue extraño, y como si fuera poco en vez de venir a Asheville terminé en Ashburgo. En resumen tengo como tres días llegando a verte pero valió la pena, ¡Que rico! ¿Puedes pedir más? Necesito otra ronda.

-¿Otra ronda?

-Casi me mandas al hospital.

-Me asustaste-repliqué-. Yo creí que...-que eras parte de la banda de El Águila. Pensé que venías a hacerme daño-. Olvídalo, solo...no avisaste que venías a verme.

-Bueno, en eso consisten las sorpresas-se encoge de hombros.

-Y me disculpara por estrellarte contra el piso, pero me da curiosidad saber por qué actuaste como un loco.

Termina de comerse mi orden, eructa, se toma de un solo golpe todo el jugo de naranja y muerde su pitillo.

-¿Qué? ¿Creíste que era un monstruo con grandes colmillos? En mi opinión era Tom Holland en una de esas pelis de Spider-man.

Reí, negando con diversión. Había extrañado a Mark, que yo recuerde solo estuvimos separados los nueve meses que nuestras madres nos tuvieron en sus vientres.

La vida es una rueda inestable, y en todos sus giros, Mark estuvo conmigo.

-Ya sabes lo que pienso sobre los monstruos. Los verdaderos nunca fueron los de grandes colmillos. Los verdaderos son semejantes a nosotros, tan humanos que sienten, tan conscientes que su corazón late más fuerte.

-Cállate-Mark me tiró el pitillo a la cara-. No me gusta cuando dices cosas inteligentes. Cállate.

Le saqué el dedo medio.

-Dime por qué organizaste ese fallido espectáculo.

-Tú lo hiciste una vez-recordó.

-¿Qué?

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora