Capítulo Veinticuatro

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Los verdaderos hermanos Evans

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Khaisie

-Nolan-dije-¿Estás listo?

Mi mejor amigo, con el cabello cayendo en rizos castaños sobre su frente, me enseña su pulgar en alto.

Sonreí con malicia ante esa afirmación.

El festival de Asheville, muy pronto, paso a ser algo más que un simple festival.

Porque lo acabo de convertir en una trampa.

Una trampa para dioses griegos.

Sabía que en este instante un plan de Hyson era llevado a cabo, pero eso era lo de menos. Que mi plan diera sus frutos era lo que ocupaba mis perturbados pensamientos. Esto podía ser tan bueno como destructivo.

Hyson Evans fue a hacer lo suyo, entretener a las personas y llamar toda la atención sin esmerarse demasiado, mientras los Evans restantes debían asegurarse de no condenar el apellido de la familia.

Y usamos eso a nuestro favor.

En cada festival hay algo que no te dicen: si te portas mal, pero muy mal, la seguridad irá por ti, y si te resistes, te llevan directamente a la oficina principal, donde con un solo sello te prohiben cualquier entrada a otro festival. Por la misma, encuentras las salas de control y los camerinos.

Los minutos estaban contados, y con cada uno que pasaba debíamos estar diez pasos delante de Hyson...porque él siempre está mil delante de todos.

Entonces, así inicia todo. ¿Quieres dañar un alma desde adentro?

Este es el paso uno.

Tenía una peluca rosada, sobre ella mi gancheta del ave, botines negros, falda y suéter vinotinto. Nolan llevaba unos lentes y un atuendo negro de pies a cabeza, según él porque los espías pasaban desapercibidos así. Estabamos esparcidos entre un montón de fans que luchaban por adentrarse tras bastidores para tocar a sus artistas favoritos. Del otro lado se amontonaban los paparazzi.

Y que les digo, a Nolan y a mí nos gusta hacer las cosas con estilo.

-¿Qué me dices tú?-Nolan toma una corneta y la pone sobre su hombro-¿Estás lista?

Solté el aire, tomando en mis manos la gancheta del ave.

Tócame, que entre mis alas navegan tus recuerdos.

Eso me da la fuerza que necesito para contestar.

-Tanto que mejor empezamos ya.

Al instante, ambos nos subimos en unos muros que nos elevan sobre el gentío. Listos para la función, con un ademán de cabeza en mi dirección, Nolan enciende las cornetas.

Beat it, de Michael Jackson, inunda todo el recinto con mucha potencia, creando un eco que logró hacer girar todas las cabezas hacía nosotros. Alzo mi brazo, mostrando al gentío y a los guardias tres dedos, luego dos, luego uno...

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora