Capítulo Treinta y ocho

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Una pequeña en la pandilla

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Khaisie


-¿Entonces solo la tomaron y la trajeron aquí?-preguntó Heron con incredulidad.

-¿Qué esperabas?-le respondí-. Era lo más lógico, ¿no?

-Además no fue tan sencillo-intervino Hyson-. Me mordió, fuerte, como un puto perro, luego se desmayó y la tuve que cargar.

Haiden, Hyson, Heron y yo estabamos en un círculo privado, debatiendo la llegaba de Camille a la Mansión Evans.

La chica respiraba agitadamente y el sudor la cubría por completo. Tenía las rodillas contra su pecho, dobladas, con sus delgados brazos rodeándolas; la cara, fina y maltratada, estaba cubierta de mugre, incluso sus ojos claros estaban rojizos a los lados; su boca era suave y formada, pero estaba pintada de sangre. Su ropa estaba desgarrada, su olor, a muerto, y temblaba con inquietud mientras su cabello negro brillaba con siniestra locura.

Miré con dolor que ya ni la piel de esa chica era normal. Estaba tan dañada por fuera y por dentro que no la podías mirar a la cara más de dos segundos. Se había convertido en una belleza en llanto. Lo que sufrió, no podía pensar ni en preguntárselo.

-Ya no importa-Haiden rompe el silencio. Estaba en pijama, con unas ojeras inmensas opacando su belleza. No lo suficiente-. ¿Qué recuerdan de ella?

Yo respondí esa pregunta.

Se llamaba Camille Vowell, desapareció inexplicablemente hace un año y medio. Recuerdo que era una chica estudiosa, la primera en su clase, también que era amable, con sonrisa pequeña, ropas un tanto holgadas y música triste inundando su playlists. Con un poco de esfuerzo la recuerdo repartiendo folletos por todo el instituto, bueno, siempre repartía folletos y formaba protestas hasta por el agua. Sabía, claro está, hacerse escuchar.

-No es que me moleste su deseo de ser buenas personas-decía Heron-. Pero creo que ya tenemos problemas suficientes, ¿Correcto? Y este es más que un problema, ¿no es así?

-Es más bien una chica-dice Hyson.

Heron exhaló, monótomo.

-Una chica que tiene un año y medio muerta-repuso-¿Quién sabe por qué la secuestraron en primer lugar? ¿Y si mató algo?

-¿Y si vió algo?-propuso Hyson-. Tal vez solo tuvo mala suerte.

-Creo que debemos ayudarla-opina Haiden.

-Y yo creo que debemos llevarla a su casa-demandó Heron, bastante molesto por la presencia de Camille.

-¿Cuál es tu problema? Actúas de la mierda con ella, ¿te ha hecho algo?-le aullo a Heron.

Él me mira con ojos celestes confusos.

-¿Se puede saber qué hace Khaisie aquí?-pregunta en general.

-Eso mismo quiero saber-dice Haiden, pero no me mira a mí, sino a Hyson.

Hyson, que miraba a Camille gateando hacía el mesón para posteriormente saltar y revisar una despensa, le devuelve la mirada, exhausto.

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora