Capítulo Cincuenta y siete. Parte 2

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Apuntando al pecho Brown

Capítulo dedicado a: @DeboDiaz9

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¿Qué hacemos, Hyson? Tú eres el líder.

Cada cabeza en el salón miraba a Hyson con la esperanza de escuchar un plan sólido y seguir sus órdenes. Por unos instantes se sintió presionado, no es como si fuera normal ser el jefe de toda una pandilla criminal de la noche a la mañana, pero por otro lado no pudo evitar gozar el placer del poder, de tener a su servicio miles de posibilidades y, más que nada, le encantó la cara furiosa de Dominic, que relucía una mueca bastante venenosa solamente para él y el padre que compartían.

Que te jodan, Dominic.

Hyson mira su mano entrelazada con la de Camille para luego mirar a Heron y a Haiden, que estaban detrás de él, cada uno con una mano en su hombro. Le mostraban su apoyo y confiaban en que tomaría una buena desición. Respiró profundo y dejó que su cerebro trabajara.

-Necesito dos mapas, uno del bosque que rodea la ciudadela y otro del interior de esta. Tal vez aparezcan salidas secretas que nos van a servir.

Pasados unos minutos dos mapas se extienden sobre una inmensa mesa de reyes. Hyson los miró detenidamente, concentrado, o al menos intentandolo. Las paredes de la ciudadela se sacudian, temblaban, danzaban unas contra otras como árboles por el fuerte viento. Se vendría abajo pronto.

-Hmm-musitó-. Hay tres salidas más.

-¿Ese es tu plan?-ataca Dominic-¿Escapar por la puerta de emergencia como cobardes?

-Te cortaré la lengua si vuelves a hablar-le espeta Hyson.

Su padre se aclara la garganta y le mira, serio. Hyson resopla y sonríe.

-El plan, Dominic-dice más amable-, es el siguiente...

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Hyson repartió armas nuevas y letales a sus esbirros, (que raro le sonaba) junto a chalecos antibalas, gafas de visión noctura, granadas y walkie-talkie. Los dividió en tres grupos. Los primeros corrieron por una salida subterránea que los dejaría en una zona elevada del bosque con una visión perfecta para relucir sus dotes como francotiradores. Los segundos salieron por una puerta que los dejaría en una zona repleta de árboles que serviría de escondite para, con orden de Hyson, salir a atacar. Los terceros ligaban a esbirros con los Evans y los Brown, que saldrían por la línea de fuego principal: la puerta grande.

Afuera estaba oscuro, los esbirros de Nolan veían a sus oponentes gracias a unas simples fogatas que encendieron, fogatas que el equipo de Hyson apagaria para usar gafas de visión nocturna y, en consecuencia, quitar vidas. Los esbirros de Nolan se verían acorralados. La meta de Hyson era que su familia y los Brown llegaran intactos a la seguridad de dos autos que los esperaban carretera abajo.

Cada uno se iría por su lado en paz.

-¡Ya lo saben!-exclama Hyson a sus esbirros-. Esta es su última noche sirviendo, cuando no queden ningunos de los hombres de Nolan tendrán la libertad de elegir su camino: podrán irse a sus casas y ser mejores personas o pueden seguir siendo esclavos. Es su desición.

Hyson lo tenía clarito, no quería quedarse con su inmensa mafia en Ahseville. No quería esa vida. No quería esclavos. Su padre le dió todo el poder y él decidió no seguir sus pasos. Tyson no replicó, estaba orgulloso de su hijo.

-¡Avancen!-da la orden, y todos obedecen hasta detenerse frente a la salida.

El silencio adentro era demasiado profundo. El walkie-talkie de Hyson se enciende y uno de sus esbirros, susurrante, da la noticia que estaban esperando.

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora