Capítulo Doce

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Oh, queridos celos, ¿En que bronca me metieron?

Capítulo dedicado a
@biancaa_042

(GRACIAS por leer desde el principio, chica)

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Khaisie.

-¡Nolan, por favor!-exclamé a mi mejor amigo-¡¿Puedes bajarle volumen?! ¡Quedaremos sordos!

Nolan estaba bailando por toda mi habitación mientras ingería bolitas de queso, moviendo la cabeza como un rockero en el concierto más salvaje, imitando a Justin Timberlake en su video de Filthy.

Rodé los ojos con diversión.

-¡Un honor quedar sordo mientras escuchas ese temazo!-respondió.

-Estabamos viendo la película primero-digo, buscando el teléfono para desconectarlo del Bluetooth.

-¡Hey!-se quejó cuando silencié la música-. Ya iba por la mitad.

-Ya viene nuestra parte-le señalo a Nolan el televisor. Mi amigo se lanzó en la cama como si fuera un trampolín, reposando su cabeza en mis piernas. Nos quedamos así, con las miradas clavadas en las imágenes del televisor que habíamos visto lo suficiente para memorizarlas, hasta que ambos dijimos al unísono:

-Aceptamos el amor que creemos merecer.

La película continuó, y en todo el proceso repetimos los diálogos hasta que los créditos invadieron la pantalla. Nos lanzamos en la cama, lado a lado, cabeza con cabeza, sonriendo con satisfacción.

-¡Amo esta película!-exclamé, agitando el cabello color chocolate de Nolan con ambas manos. Me reí del resultado, pues a simple vista parecía que hubiera recibido un corrientazo.

-¡Y yo a Emma Watson!-exclamó él, repitiendo mi acción.

Las ventajas de ser invisible, una película basada en un libro era nuestra favorita. Estaba repleta de Logan Lerman, Emma Watson, Stephen Chbosky de autor y bueno, nos enganchamos.

-¿Qué hora es?-le pregunté, robándole unas bolitas de queso.

Miró el reloj en su muñeca, ese que le regalé la navidad pasada, el mismo que gané en un bingo, dónde mi mayor competencia era un anciano de ochenta años que le hacía proposiciones a mi abuela.

-Faltan veinte para las ocho-me respondió.

La sangre se me subió a la cabeza.

-Ah, no, no, no-me levanté y abrí mi armario de par en par, sacando ropa con tal velocidad que mis manos parecían dos propulsores, dejando una torre esparcida sobre mi cama...y Nolan.

-¡Eh, no respiro!-Nolan se quitó todo de encima-. Ya relájate, pareces una cabra loca.

-Haiden nos dijo que fueramos puntuales-repliqué-. Y míranos, viendo películas como dos quinceañeros sin vida social.

-No tenemos vida social-resaltó Nolan, pero no me molesté en contestar.

Hoy los hermanos Evans organizaron una fiesta en su casa, algo pequeño, solo amigos íntimos según Haiden, y si estarás toda una noche con tu peor enemigo más vale que des la talla.

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora