Unos pasos apresurados se escucharon detrás de él pero el rubio no podía dejar de ver a la persona que estaba delante.
Los ojos de aquella mujer estaban brillosos y algunas lágrimas comenzaban a salir.
Steve entró al cuarto cerrando la puerta con delicadeza detrás de él, ambos aún sin decir nada. ¿Pero cuáles eran las palabras que debían de ser utilizadas en momentos como este?
—¿Pe-Peggy? —Steve dijo titubeando, dudoso de que fuera ella.
En el exterior no parecía ella, su cabello castaño había sido reemplazado por un color gris, su piel había envejecido pero sus ojos permanecían igual, feliz de verlo.
—Llegas tarde, terriblemente tarde jovencito. —Dijo mientras una sonrisa se formaba en el rostro de ambos.
—Lo sé, tendré que recompensarlo.
—¡Steve! Eres tú. ¿Cómo es eso posible? —Las lágrimas de Peggy ya no se escondían, se estiró para tomar un pañuelo desechable de tu buró pero Steve fue más rápido, en cuando lo tuvo, se lo entregó. —Steve, ven acá. —Dijo Peggy estirando los brazos.
El rubio se agachó lo suficiente para ser envuelto por los brazo de aquella mujer. Un nudo se comenzaba a formar en su garganta al ver que Peggy había tenido una vida y que él no había sido parte de ella.
La luz comenzaba a desaparecer en la calles de Brooklyn, Peggy estaba tomando un taxi que la llevaría justo a donde quería estar. Se subió al auto y le dio la dirección al chofer.
Al llegar, se bajó mientras a lo alto podía ver el nombre del lugar.
Club Stork
Miró su reloj de mano justo cuando las manecillas indicaban las 7:50. Entró y se sentó en la barra aún sin ordenar algún trago, esperaría por si él llegaba.
Sabía que era estúpido, era infantil y provocaría lástima si se lo comentaba a alguien, pero solo tal vez, él entraría por aquella puerta y ella le enseñaría a bailar.
Un suspiro cansado salió de su boca al ver que su reloj marcaba las 8:00 y, obviamente, no había rastros de él. Aunque, él le había prometido que estaría aquí.
Era ilógico lo que estaba pensando.
—Peggy será mejor que dejes de soñar, él no regresará, no hay manera. —Se regañó mentalmente.
La castaña se sentía humillada, ¿cómo era posible que había ido al lugar donde habían acordado con la esperanza de verlo una vez más, cuando sabía que Steve no regresaría?
Normalmente, ella no era así, ella era centrada, sabía distinguir entre la fantasía y la realidad pero debía de admitir que algunas veces Steve le hacía dudar cual era cual.
Ahora, sabía que debía hacer una última cosa, debía buscar a Julia Dunn e informarle lo que ella había negado tantas veces.
Después de un largo abrazo, ambos se separaron aun sin saber qué decir.
—Creí, que tú...
—Yo también.
—¿Qué fue lo que pasó? —Peggy preguntó sorprendida.
—Fue como estar dormido. SHIELD me encontró.
—Será mejor que me digas todo lo que sabes. —Dijo ella mientras se volvía a limpiar la cara.
—¿Tienes tiempo? —Steve preguntó sonriendo.
—No tengo otro lugar a dónde ir. —Peggy aseguró mientras sonreía. —Y tal vez alguien más venga, pero no hay que preocuparnos de eso, apuesto a que le agradaras.
Después de ponerse al corriente con Peggy, quedó de verse con ella la siguiente semana y salió de ahí cuando ya había anochecido.
Steve se fue directo a su recámara y se acostó después de cenar. Eran las 11 de la noche según el reloj que le habían dado, pero no se confiaba tanto de él.
Intentó varias veces cerrar los ojos y dormir pero era casi imposible, no quería y no podía dormir, así que salió de ahí para ir al gimnasio que estaba cerca de ahí. Había hablado con el dueño, un señor mayor de edad, dispuesto a prestarle su gimnasio en horas altas de la noche, además, era un fan de El Capitán América.
Al llegar lo primero que hizo fue calentar un poco y colocar cinta en sus manos para evitar lastimar sus nudillos, como si le importaran.
No sabía cuánto tiempo había estado así hasta que escuchó una voz después de haber derribado su tercer costal esa noche.
—¿Problemas para dormir? —Ya había escuchado esa voz.
—¿Tiene una misión para mí, señor?
—Así es. —Dijo Nick Fury.
—¿Trata de que salga de nuevo al mundo? —Steve comenzó a quitar la cinta de sus manos.
—Trató de salvarlo. —Eso había captado la atención de Steve.
Después de una charla acerca de algo que tampoco se esperaba volver a ver y que le había causado muchos problemas, salió de ahí, listo para poder iniciar su día.
Nick Fury lo había visto marchar mientras miraba su reloj, aún le faltaba ir a otro lugar.
***
July estaba abriendo la puerta de su apartamento percatandose de que el seguro estaba abierto, ella jamás dejaba el seguro de su puerta abierta.
Al abrir la puerta, sacó el arma que siempre llevaba con ella, era una 9 milímetros, que siempre le había funcionado, claro, no era que la usara todo el tiempo, pero era útil y fácil de esconder.
Las luces estaban apagadas, pero aún así, una silueta podía verse sentada en su sillón.
July le apuntó el arma justo a la cabeza pegándole el frío metal a ella.
—¿Siempre recibe así a sus invitados señorita Dunn?
—¿Siempre es tan dramático o solo le gusta llamar la atención? —July preguntó quitándole el arma de la cabeza, ya sabía quién era perfectamente, pero la razón de su visita seguía siendo desconocida. —Hace mucho tiempo que no nos vemos.
—Creeme que seguiríamos de esa manera si no fuera por lo que te voy a enseñar. Necesitamos tu ayuda.
—No se si pueda ser útil. —Dijo July prendiendo las luces. —Pero tendré la mente abierta.
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Immortals /Bucky Barnes/
Fanfiction"Nos veremos pronto, Julia." Y ahí fue cuando se dio cuenta de que a pesar de volverlo a tener frente a frente, James Buchanan Barnes no era el mismo hombre que había despedido hace 75 años y que tal vez, en realidad, nunca lo recibiría de nuevo.