Capítulo 10

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—Pasa que tu hija es una loca —dijo Parker lanzando al tipo que trastabilló

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—Pasa que tu hija es una loca —dijo Parker lanzando al tipo que trastabilló.

    Se alejó un poco al darse cuenta de que estaba dejándose al descubierto. 

    El hombre miró a su hija que lucía un rostro de inocencia que ya conocía muy bien, después viró la vista hacia Perséfone que no apartaba la mirada de Sophia y finalmente miró a Parker que esperaba el ataque del hombre de seguridad. 

—Ve con tu madre —dijo el hombre sin mirar a su hija.

—¿Por qué debo ir con ella? —preguntó frustrada—. ¿Vas a creer ahora las intrigas de la servidumbre?

    Parker apretó la mandíbula antes de que el hombre lanzara una mirada de ultimátum a su hija que la hizo salir de ahí furiosa. 

    El hombre miró a Parker y suspiró. 

—Vuelve a tu lugar —dijo dando un vistazo a Perséfone que salió de inmediato de ahí ante la mirada de Parker. 

—Lo siento tanto —dijo dando un suspiro—. A veces creo que mi hija necesita un psiquiatra, no es normal que estalle por todo y contra todos. A todo esto, ¿Qué hacía la chica de los chocolates aquí? 

—Solo vino a agradecer que la recomendara —dijo sin agregar más—. Lo que no es normal es que tu hija ataque sin más. 

—Lo sé y me disculpó por ella —dijo avergonzado. 

—Tampoco voy a permitir que alguien abuse de su fuerza atacando a una mujer —añadió refiriéndose al hombre de seguridad—. Hay una amistad  Küchentechnik, pero más allá de eso bien sabes que no voy a permitir que alguien pase sobre mí. 

—Lo sé —dijo un tanto incómodo y removiéndose—. ¿Tú dirás? 

    Parker sonrió con malicia sabiendo que ese hombre no podría negarle nada. 

—Tienes todo lo que ahora quieres y has despegado en tu campo gracias a mí patrocinio pero de ninguna manera eres libre e independiente y lo sabes —dijo y el hombre aflojó su pajarita—. Te voy a poner las cosas simple, quiero a ese hombre fuera de tu equipo de seguridad ya, y además de todo, o tranquilizas a tu mocosa o te olvidas de mi ayuda. 

—Por supuesto así será —dijo y Parker sonrió.

    Quiso decirle que se iría pero Perséfone estaba ahí y mientras ella estuviera no podía irse, así que le señaló la vuelta al salón y ambos siguieron el camino antes de que le indicara que se ocupará del hombre de seguridad. 

   Discretamente se acercó hasta la cocina desde donde la vio dirigir a los meseros con cada aperitivo. 

    Sonrió al verla tan apasionada con su trabajo como siempre. 

    Ella se giró a verlo y sonrió. Parecía ser otra chica diferente a la conoció. La Perséfone descarada que había conocido no estaba más, al contrario parecía un cervatillo asustado y solo esperaba que pronto volviera a ser ella misma, que le retará como antes y que sonriera como antes. 

DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora