—Pasa que tu hija es una loca —dijo Parker lanzando al tipo que trastabilló.
Se alejó un poco al darse cuenta de que estaba dejándose al descubierto.
El hombre miró a su hija que lucía un rostro de inocencia que ya conocía muy bien, después viró la vista hacia Perséfone que no apartaba la mirada de Sophia y finalmente miró a Parker que esperaba el ataque del hombre de seguridad.
—Ve con tu madre —dijo el hombre sin mirar a su hija.
—¿Por qué debo ir con ella? —preguntó frustrada—. ¿Vas a creer ahora las intrigas de la servidumbre?
Parker apretó la mandíbula antes de que el hombre lanzara una mirada de ultimátum a su hija que la hizo salir de ahí furiosa.
El hombre miró a Parker y suspiró.
—Vuelve a tu lugar —dijo dando un vistazo a Perséfone que salió de inmediato de ahí ante la mirada de Parker.
—Lo siento tanto —dijo dando un suspiro—. A veces creo que mi hija necesita un psiquiatra, no es normal que estalle por todo y contra todos. A todo esto, ¿Qué hacía la chica de los chocolates aquí?
—Solo vino a agradecer que la recomendara —dijo sin agregar más—. Lo que no es normal es que tu hija ataque sin más.
—Lo sé y me disculpó por ella —dijo avergonzado.
—Tampoco voy a permitir que alguien abuse de su fuerza atacando a una mujer —añadió refiriéndose al hombre de seguridad—. Hay una amistad Küchentechnik, pero más allá de eso bien sabes que no voy a permitir que alguien pase sobre mí.
—Lo sé —dijo un tanto incómodo y removiéndose—. ¿Tú dirás?
Parker sonrió con malicia sabiendo que ese hombre no podría negarle nada.
—Tienes todo lo que ahora quieres y has despegado en tu campo gracias a mí patrocinio pero de ninguna manera eres libre e independiente y lo sabes —dijo y el hombre aflojó su pajarita—. Te voy a poner las cosas simple, quiero a ese hombre fuera de tu equipo de seguridad ya, y además de todo, o tranquilizas a tu mocosa o te olvidas de mi ayuda.
—Por supuesto así será —dijo y Parker sonrió.
Quiso decirle que se iría pero Perséfone estaba ahí y mientras ella estuviera no podía irse, así que le señaló la vuelta al salón y ambos siguieron el camino antes de que le indicara que se ocupará del hombre de seguridad.
Discretamente se acercó hasta la cocina desde donde la vio dirigir a los meseros con cada aperitivo.
Sonrió al verla tan apasionada con su trabajo como siempre.
Ella se giró a verlo y sonrió. Parecía ser otra chica diferente a la conoció. La Perséfone descarada que había conocido no estaba más, al contrario parecía un cervatillo asustado y solo esperaba que pronto volviera a ser ella misma, que le retará como antes y que sonriera como antes.
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DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)
RomanceParker Walsh Welshmen ha escondido su identidad por diez años cultivando misterio y escepticismo a su alrededor, con el apodo del ángel y con una camaleónica personalidad, solo un puñado sabe en realidad su origen y su verdadero rostro. Con un amor...