Se acercó a dejarle un beso en el cuello que solo sirvió para alterarlo un poco más si es que si era posible. Sintió las manos de su esposo acariciar de forma lenta su espalda mientras dejaba que ella le besara su cuello y acariciara su cuerpo.
Parker debía admitir a sí mismo que siempre había disfrutado de ella y que cuando lo hacía solía olvidarse de todo. No existía nada mejor que despertar con la luz de un nuevo día dando a su cara indicando su llegada de forma incidente, nada excepto su silueta a contraluz parada delante de la ventana con la sábana envolviendo su cuerpo.
Perséfone disfrutaba ver la llegada del amanecer y a él le gustaba verla a ella, con cada surco, en el esplendor de su silueta y en lo bueno y malo de su piel.
Se giró para verla y como cada vez que lo hacía no pudo evitar pensar que no existía en el mundo nada mejor que ella, que verla era su mejor manera de dormir y la mejor al despertar. Ella lo sabía y por lo eso siempre dejaba que Parker la observara, que la enamorará antes de estar dentro de ella, le gustaba sentirse la mujer más bella cuando él posaba sus ojos azules sobre su silueta o dejaba entrever que lo enloquecía con solo una ardiente mirada.
Le sonrió con coquetería antes de que Parker la observara con hambre y se acercara a besarla. Golpeaba con su erección el vientre de su esposa pero ella segura de lo que deseaba acariciaba e incentivaba sus avances con caricias y besos.
Parker se colocó sobre ella mientras la veía y dejaba un beso en sus labios cargado de lujuria y de pasión que ella devolvió con fuerza y con todo el amor que tenía para ese hombre.
Comenzó el recorrido de besos por su cuello y el corazón de ambos se aceleró mientras la escuchaba jadear un poco alterada mientras sujetaba su cabeza con fuerza disfrutando y dejándose llevar por sus caricias.
Perséfone se mostró como siempre, dispuesta a complacerlo y a dejarse complacer mientras sentía las manos de Parker recorrer su ardiente cuerpo, sus labios degustar su sabor. Su mano derecha tocaba su seno de forma descarada y apresaba entre sus dedos el pezón erguido mientras con sus labios torturaba su otro seno.
Debía admitir que lo deseaba, sabía que Parker era demandante y dominante en el sexo y deseaba que lo fuera, que mostrara todo ese carácter fuerte y esa rudeza que la volvía loca.
Separó las piernas, bajando sus bragas en espera de él al mismo tiempo que llevaba sus manos al su sexo para masturbarse ella misma, tocando su vagina húmeda y caliente, deseosa de sentirlo dentro.
Parker se incorporó apoyándose en los brazos mientras la veía y disfrutaba del espectáculo que ella le daba, admitía que le gustaba verla tan desinhibida en el sexo y sobre todo que le encantaba la manera en que lo miraba cuando estaban en la cama.
Se colocó en medio de sus piernas para sustituir la mano de su esposa por su boca. Se quedó con la cabeza en medio de sus piernas que de inmediato le rodearon el cuello sujetándole, sabiendo lo que se avecinaba.
ESTÁS LEYENDO
DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)
RomanceParker Walsh Welshmen ha escondido su identidad por diez años cultivando misterio y escepticismo a su alrededor, con el apodo del ángel y con una camaleónica personalidad, solo un puñado sabe en realidad su origen y su verdadero rostro. Con un amor...