—¿Qué es lo que te ha contado mi mujer? —preguntó consternado.
—Ya ves —dijo Parker—. Ella no te hace bullying pero le cuenta a sus amigas las penurias que sufre en la alcoba nupcial.
—No es de esperarse que la pobre Brooke esté deseando quedarse sola —dijo Max—. Total, da lo mismo dormir con Maddox a dormir sola.
—Capaz es hasta más placentero cuando está sola —dijo Parker.
—Probablemente —dijo Max—. Lo que importa es que Maddox tiene salud para felicidad nuestra que somos sus amigos y para desdicha de su esposa.
Perséfone reía escuchando a ambos molestando a Maddox y olvidando por un momento la soledad que ya sentía de imaginar a su esposo lejos.
—¡Ya llegó su medicina, enfeeermassss! —dijo Hurs que se detuvo al ver a Perséfone.
—Lo siento preciosa es que estas niñas sacan lo camionero que tengo dentro.
—No lo dudo —dijo Perséfone—. En fin, ya me voy, los dejó hablando.
—Por cierto de qué hablaban antes de mi entrada triunfal —dijo Hurs.
—De los 49 centímetros de Parker —dijo Perséfone—. Ah y de las confesiones de Brooke sobre su vida matrimonial.
—¡Oh! O sea que después de que Maddox las escuché va a tener una crisis existencial —dijo mientras Parker reía—. Y eso de los 50 centímetros es un timo, Parker es un fraude si lo sabré yo.
Perséfone comenzó a reír y se salió de la oficina no sin antes dejar un beso en su esposo.
—Sí, es un fraude —dijo Max—. Recuerdo que no medía más de 20.
—¿Cuándo lo viste? —inquirió Maddox.
—La vez que dijo que estaba hablando por teléfono —dijo sin darse cuenta de que iban a molestarlo.
—¿En serio? —dijo Maddox—. No recuerdo eso.
—Sí, en su oficina —insistió.
—Ponte de pie y exponlo como la gente —dijo Maddox.
Max lo hizo se puso de pie y abrió la boca para recordarles lo que había pasado con la erección de Parker.
—Dichoso el clavo que ponche esas llantitas —dijo Hurs mirando su trasero.
Max le miró sorprendido y con ojos muy abiertos.
—No muevas tanto la cuna que se vomita el niño —dijo Maddox.
Max abrió la boca para decir algo pero la voz de Parker lo detuvo.
—Quién fuera bizco para verte dos veces —dijo divertido.
Max miró horrorizado a sus amigos.
—Me arrodillo muy cerca frente a ti, para que veas que soy creyente —dijo Chris entrando a la oficina y uniéndose a las bromas.
Melina llegó casi detrás y les miró.
—Di tu piropo puerco para Max —dijo Parker.
La sonrisa de Melina los hizo saber que vendría algo asqueroso.
—Vamos a ponerle mayonesa al camarón —dijo entre risas que hicieron a sus amigos mirarla asombrados.
—¡Melina! —dijeron al unísono.
—Me lo enseñaron Perséfone y Margot —se excusó.
—¿Mi Margot? —preguntó Max.
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DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)
RomanceParker Walsh Welshmen ha escondido su identidad por diez años cultivando misterio y escepticismo a su alrededor, con el apodo del ángel y con una camaleónica personalidad, solo un puñado sabe en realidad su origen y su verdadero rostro. Con un amor...