Se acercó hasta él para abrazarlo mientras Parker ponía su mano en la cintura de su esposa.
La llevó a la cama y se sentó a su lado.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó mucho más tranquilo—. Siento haber gritado, solo sentía que los celos me estaban volviendo loco.
—No pasa nada —respondió recostando su cabeza sobre él—. Sé que te vas enojar por lo que voy a decirte pero quiero que sepas que es todo mi culpa, de nadie más, así que por favor no vayas a empezar con tu escándalo, tus gritos de nuevo y a sacar lo peor de ti.
Parker respiró mientras pensaba que tan malo podía ser lo que pensaba decirle pero aún así asintió sin agregar más.
—Dime —dijo con un suspiro.
Ella iba a hablar cuando el derrape de llantas hizo un sonido escandaloso y chirriante que la hizo ponerse de pie de un salto y correr a la mesilla de noche para tomar un cuchillo empuñándolo con fuerza poniéndose a la defensiva.
Parker frunció el ceño ante aquella acción y la miró sin entender mientras la veía ir de un lado a otro como si buscara escapar.
La vio asomarse por la ventana y mirar de un lado a otro perdiéndose en el tiempo como, si hubiera olvidado que él estaba ahí.
Se acercó a ella y la sujetó de la cintura antes de que ella diera un salto y se girará a verlo.
—Eres tú —dijo mientras dejaba el cuchillo y caminaba para dejarse caer en la cama—. Voy a enloquecer.
Parker la miró sin comprender la situación y más aún sin poder entender qué pasaba por su cabeza en esos momentos.
—¿Me puedes explicar qué pasa? —preguntó entre enojado y preocupado al verla teniendo lo que parecía ser una de las crisis que sufrió después de lo de su hijo—. ¿Qué fue eso que acaba de pasar?
—¿Lo has visto? ¿Maximilian está bien? —preguntó y Parker apretó los dientes antes de preocuparse un poco más—. ¿Tú lo estás?
—¿De qué hablas? —dijo verdaderamente alarmado ante lo que escuchaba.
Era como volver a ver a la Perséfone pérdida en el shock de la muerte de su hijo y él no quería verla así de nuevo después de que llevaba meses recuperándose.
—¿Te han hecho daño? —preguntó envuelta en lágrimas acercando su mano al rostro de Parker.
—No, nadie me ha hecho daño —respondió y la vio sonreír como la última vez, cuando habían despedido a su bebé—. ¿Qué es lo que pasa?
—Ellos te buscan —dijo acariciando su cabello y haciendo que Parker cerrara los ojos.
La vio ir por su teléfono y entregárselo antes de que él lo encendiera y abriera la bandeja de mensajes. Comenzó a leer todos y cada uno de los mensajes, todos de diferentes números pero con algo en común: el prefijo del país.
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DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)
RomanceParker Walsh Welshmen ha escondido su identidad por diez años cultivando misterio y escepticismo a su alrededor, con el apodo del ángel y con una camaleónica personalidad, solo un puñado sabe en realidad su origen y su verdadero rostro. Con un amor...