Parker se agachó y acercó sobre ella dejando su pene totalmente hundido en ella mientras susurró en su oído con la.voz afectada y ronca:
—Mi vida —dijo en un jadeo—. Eres las mujer más deliciosa que existe.
Aquello siempre lograba que el sexo rudo se volviera tierno y lleno de amor, eso que él hacía siempre; demostrarle que era salvaje tratándola como con fuerza pero sin quitarle su lugar como la mujer de su vida.
Agarró su cadera fuerte y arremetió antes de que ella hablara.
—Quiero verte —dijo en un chillido que lo hizo detenerse.
Salió de ella y le dio la vuelta metiéndose de inmediato en sus piernas para besarla y arremeter de nuevo una y otra vez mientras ella gritaba su orgasmo sin cortarse en absoluto, sabiendo que Parker estaba ahí justamente esperando eso de ella.
Siguió entrando y saliendo de ella unas veces más antes de acelerar y comenzar a jugar fuerte mientras la veía y ella disfrutaba verlo a punto de sucumbir.
Lo vio moverse dentro de ella, rotar las caderas y sacando un jadeo al sentirlo tan profundo antes de verlo hacerse pedazos con un rugido fuerte mientras apretaba su cadera tan fuerte que seguramente dejaría marcas en ella.
Dejó un mordisco en su cuello producto de la pasión mientras apretaba su cuerpo al de su esposa y temblaba liberándose como desde hace mucho no lo hacía.
—Te amo —musitó al mismo tiempo que el orgasmo se apoderaba de todos sus sentidos.
Se quedó sobre ella unos segundos aún, mientras su cuerpo dejaba de temblar disfrutando el orgasmo más largo en mucho tiempo y comiendo a besos a su esposa, dejando que sus transpirados cuerpos se unieran y aferraron uno al otro.
Salió de su cuerpo y se dejó caer a su lado aún jadeante mientras la veía e intentaba e intentaba tomarla pero era como si no tuviera más fuerzas.
Parker le sonrió antes de ponerse de pie y tenderle la mano. Aún se sentía tembloroso pero quería darse una ducha con ella, como antes, una larga y revitalizante ducha.
Era vigorizante saberlo suyo, más cuando lo vio tomar unas toallas y llevar los condones para guardarlos en el cajón.
El agua tibia y el ambiente de sexo proporcionó que de nuevo se encendieran y terminaran demostrándose cuánto se amaban.
Cuando salieron Parker le secó el cabello y la llevó a la cama recostándose a su lado y abrazándola.
—Gracias por pensar en mí —dijo refiriéndose a los preservativos—. ¿Por qué antes no traías?
La respuesta aquella noche la tomó sorprendida sabiendo que Parker siempre tenía todo lo que sabía necesitaría a la mano.
—Porque no los necesitaba —dijo y ella no respondió—. No me acuesto con nadie, bueno no me acostaba.
ESTÁS LEYENDO
DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)
RomanceParker Walsh Welshmen ha escondido su identidad por diez años cultivando misterio y escepticismo a su alrededor, con el apodo del ángel y con una camaleónica personalidad, solo un puñado sabe en realidad su origen y su verdadero rostro. Con un amor...