Capítulo 23

43.1K 3.7K 688
                                    

Parker sonrió al ver a Maddox reír de alguna cosa que su esposa decía al teléfono

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Parker sonrió al ver a Maddox reír de alguna cosa que su esposa decía al teléfono. 

    Tenía la sonrisa de un imbécil y no lo culpaba, después de todo él era igual solo que en privado. 

    Habían pasado varios meses, tantas cosas, pero afortunadamente para todos Hurs estaba reconciliado con su novia, se ausentaron para conocerse y aunque extrañaron sus saludos típicos, sus frases y lo demás, también entendían que era parte de su crecimiento. 

    Llevaba algunos meses con ella y estaba próximo a casarse, pero sobre todo estaba más feliz que nunca. Desconocía si su relación duraría tanto tomando en cuenta que ella le absorbía demasiado y que le gustaba tener el control sobre su amigo, que aborrecía que bebiera y que coartaba su libertad cuando en las fiestas familiares no lo dejaba beber nada, pero le daba el beneficio de la duda porque Hurs era feliz y porque entendía a Scarlett, el alcohol había causado que la dejara ciega, ella odiaba el alcohol por eso. 

    Para él las cosas pintaban bien para su matrimonio y eso era suficiente. Sonrió de ver a sus amigos que ya habían elegido a sus mujeres y aunque Parker no veía nada extraordinario en ellas, suponía era una cuestión de apreciación personal. 

    Parker sabía que Hurs ya no fingía esa euforia, de verdad la sentía ahora, más cuando Scarlett le sonreía o le enviaba un mensaje, bastaba cualquier gesto de su novia para que Hurs entrará en ese modo hablantín y juguetón que antes era fingido pero que ahora solo dejaba ver la cárcel en la que siempre estuvo. 

    Era un hombre de aspecto rudo, que a simple vista daba un aspecto callejero pero también era el más sensible de todos, el que más sufría con algo y el que más animaba al grupo. Sonrió al recordar que Hurs era esa parte que él había perdido, la libertad de ser auténtico. 

    Vio a Maddox ponerse rojo por algo que su esposa dijo al teléfono y que imaginó lo que era mientras Max que se había mantenido silencioso estalló en carcajadas al ver al diablo sonrojarse. 

   Cuando colgó las miradas fueron hacia él que solo se removió incómodo. 

—Debes querer a Brooke mucho, verdad —dijo Max y Maddox sonrió asintiendo—. Debes tenerla como la reina del infierno que es. De otra manera no me explico cómo es que ella soporta… ya sabes… tu gusanito medidor. 

    Parker estalló en carcajadas sabiendo que ya era hora de molestar a Maddox. 

—¿No van a dejarme en paz nunca? —preguntó ofendido. 

—¡No! —dijeron al unísono—. —Deja que vengan Chris, Melina y Hurs, esto se va a poner bueno —añadió Max.

—Yo también espero eso —dijo Parker—. Hace mucho que no tenemos nuestra noche de chicos y espero que no vayan a salir con que se murió el vecino, el abuelo del perico, la garrapata del perro. No quiero excusas de que les bajó el periodo, les dio diarrea, tienen cólicos o cualquier cosa porque no los voy a dejar ir. Dijeron que nos íbamos a emborrachar y ahora me cumplen al menos hasta que sea hora de volver a casa porque mañana tengo reunión temprano.

DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora