Capítulo 31

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—Si no me encontraste es porque eres mal rastreador —dijo Parker

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—Si no me encontraste es porque eres mal rastreador —dijo Parker. 

—Si no te encontré es porque no quise —respondió Ibrahim con una sonrisa maliciosa. 

—Si quieres pensar eso está bien, quien soy yo para romper las ilusiones de una señorita —dijo Parker—. Solo vine a dejarte claro algo.

    La sonrisa de Ibrahim se hizo evidente.

—Puedes dejar claro lo que quieras —dijo con arrogancia—. El punto es que yo te haga caso. A mí ningún plebeyo con aires de Dios va a decirme lo que debo o no debo hacer. 

—Y a mi ningún príncipe con aires de rey va a detenerme si quiero hacerte trizas —respondió Parker—. Vuelves a acercarte a mi esposa y vas a conocerme de verdad. 

—¿Tu esposa es la pelinegra? —preguntó—. ¿La chocolatera? ¿Te sientes intocable pero tú esposa vende chocolates?

—¿Te sientes intocable pero todo lo paga tu padre? —rebatió—. Qué pensaría el rey Ahmed Jabbâr si supiera que su crío anda por ahí persiguiendo mujeres casadas. 

—¿Vas a correr con el chisme a mi padre? —preguntó riendo—. ¿Eso es todo?

—No, tú vas a correr con el chisme a tu padre, con el hocico roto y probablemente más de un hueso fuera de su lugar —dijo con indiferencia—. Ninguno de tus ridículos regalos de acosador novato ha llegado a manos de mi esposa porque yo no he querido. 

    Ibrahim sonrió ante eso, le parecía raro que ella no respondiera ninguno de los regalos, ahora entendía por qué, ese hombre los había interceptado de alguna manera. 

—¿Tienes miedo de que te la quite? —preguntó riendo. 

—Por supuesto que no —dijo con seguridad—, pero no permito que nadie se burle de mí, mi esposa no te interesa en realidad, estás buscándola porque no soportas que alguien te encare y te diga la verdad sobre lo que eres, un vividor que no sirve en absoluto a su país, un bueno para nada al que papá tiene que cuidarlo y ayudarlo. Eso es lo que eres. Te escudas detrás de tu traje y título de príncipe, uno que si no existiera no serías más que una cucaracha. Buena suerte con tu personalidad estúpida pero a mi esposa déjala en paz o de ti no quedará ni el recuerdo.

    Se dio la vuelta sabiendo que iba a decir algo más e incluso que intentaría atacarlo pero de inmediato un hombre se acercó y lo detuvo. 

    Parker abordó su auto con una sonrisa de victoria antes de ir hacia donde tenía planeado. 

    El consultorio de Chris estaba un tanto lleno cuando llegó pero la recepcionista apenas lo vio le hizo una seña y minutos después era atendido por Chris. 

—Si tienes muchas clientas puedo venir después —dijo con una sonrisa. 

—Gracias pero puedo atenderte —dijo sentándose. 

DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora