Capítulo 15

43.3K 3.9K 438
                                    

Más de una hora después Parker aparecía tras el cristal viendo a Maddox sacar toda su galantería y echarse a la bolsa a la mujer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Más de una hora después Parker aparecía tras el cristal viendo a Maddox sacar toda su galantería y echarse a la bolsa a la mujer. 

    La observó a detalle, casi no había cambiado, sus ojos y su sonrisa seguían siendo igual de cautivadoras que años atrás, tenía el cabello sedoso que a él tanto le había gustado, la sonrisa que debilitaba su corazón más de diez años atrás. 

    Parker miró a la mujer que un día dijo querer, la que le había traicionado y vendido. 

    Maddox la envolvía como solo el diablo sabía hacerlo, con esa pericia que le había dado el apodo, con su ojos color ámbar que jugaban a su favor y con esa mirada que enloquecía a las mujeres. 

   El diablo conocía su terreno y por supuesto estaba dejando claro por qué su apodo. 

    Tenía un poder de hipnotizar con la pesada mirada y con la sonrisa de encanto, aunado a la labia que desechaba no había poder humano que lo detuviera cuando de obtener un contrato se trataba y ahora estaba ahí, mostrando los cuernos y la cola sin que se diera cuenta. 

   Suspiró antes de bajar discretamente para no ser visto por la parte de atrás y volver a entrar al casino, esta vez por la entrada de clientes, ahí donde quería estar. 

    Hurs se acercó de inmediato y le guió por las diversas mesas prestando atención mientras el porte, seguridad, y sobre todo la arrogancia con la que se movía Parker había atraído la mirada de la mujer que ya no prestaba tanta atención a Maddox. 

    Max se unió a Hurs llenando de atenciones a Parker que se movía por el casino como si debieran ponerse todos a sus pies. 

   Hurs se alejó después de un rato y se acercó a Maddox. 

—Buenas noches —dijo saludándola—. Podrías acompañarme Francois Ferraud está aquí y requiere nuestra concentración absoluta.

    Maddox fingió asombro antes de llamar a una de sus embajadoras y decirle que se hiciera cargo de la mujer.

—Me disculpo un momento —dijo apresurado—. Debo atender a un caballero, la dejó en buenas manos. 

    La mujer lo detuvo. 

—¿Tan importante es que me deja sola? —preguntó con curiosidad. 

—Claro que no, es solo que debemos prestar atención ahora —dijo fingiendo nerviosismo. 

—¿Quién es? —preguntó. 

—El soltero más codiciado de Francia —dijo Maddox—. Magnate. El mejor en su campo. 

   Se dio la vuelta dejándola mientras los tres hacían pleitesía a Parker. 

—Vas a invitar la cena por esto —dijo Hurs—. Ya me puse sensible y enojado después de que quería participar. Pero me siento perro faldero. Debe ser porque hoy comí pollo, las hormonas. 

DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora