Lydia observó a Perséfone totalmente callada, antes de abrir y cerrar la boca quedándose sin palabras por primera vez desde que existía.
La vio sonreír y más que nunca se sintió engañada por quién consideraba su amigo, Parker le había mentido, se había atrevido a hacerlo.
—O estás mintiendo o tu marido es un estafador. —Escupió las palabras con coraje—, pero solo para que sepas que no me interesa en absoluto lo que suceda con él, pero tampoco voy a permitir que se meta en mis asuntos, ni que lo hagas tú.
—Obvio que no me interesa lo que hagas pero parece que a ti te ha dolido más que a nada que yo sea su esposa y darte cuenta de que solo te vieron como la muñeca imitación que lo que pasó realmente con ese hombre —dijo triunfante de verla reducida—. Te molesta verme y verte sabiendo que es tu físico lo que lo hizo acercarse y viene aquí exigiendo algo que no te importa, está claro que sabes la verdad sobre ese hombre y aún así sigues puesta solo para no darnos la razón, porque odias perder.
La mirada azul de Lydia se clavó sobre ella.
—No hemos acabado —dijo causando la risa de Perséfone.
—Cuando quieras —respondió antes de ver a Parker llegar con el semblante furioso y pararse a un costado metiendo las manos en el bolsillo de su pantalón.
Lydia le miró furiosa.
—Me das unos minutos —dijo Parker a Perséfone—. Me gustaría atender un asunto.
—Faltaba más —dijo su esposa burlándose—. Estaré viendo desde la ventana la pelea de gatas. Permiso.
Se metió a su casa no sin antes darle una mirada a Lydia, una triunfal que pese a todo provocó que Parker quisiera sonriera al verla tan combativa.
Miró a su amiga que seguía con la mirada encendida.
—Ya conociste a la dulzura que tengo por esposa —dijo con una media sonrisa.
—No es lo que esperaba —confesó.
—¿Esperabas una jovencita tierna y sumisa? —preguntó divertido—. Si esperabas eso, no me conoces en absoluto, no hay nada de divertido en las chicas bien portadas.
La sonrisa irónica de Parker la hizo enojar aún más.
—Bien sabes que hablo de la mentira con respecto a su nombre —dijo furiosa—. Dijiste que se llamaba Topacio.
—Eso es porque yo le digo así —respondió—. Además en algún momento te mencioné su verdadero nombre, deja el drama.
—No recuerdo que lo hayas hecho —dijo con la mandíbula tensa.
—Que no lo recuerdes no es mi problema —dijo sin más—. Eso es asunto tuyo. Lo único que voy a decirte es que si vas a reclamar algo que sea con la seguridad de que tienes la razón.
—Tengo la razón al pedirte que no te metas en mi vida —dijo completamente decidida.
—Eres mi amiga —dijo suavizando el tono para calmarla.
—Fui tu amante —respondió—. Dale la etiqueta que merece.
—Bien, en ese caso en nombre de lo que hubo permite que te diga que no me pidas que te haga a un lado cuando corres peligro —dijo y la vio titubear—. Le dije a tus padres porque te negaste a escucharme.
—Porque tu esposita es una insolente —dijo de nuevo alzando la voz.
—Es igual de insolente que tú —añadió Parker—. No me vengas con que no lo sabías o con qué no te parece. Cuando te encuentras con alguien igual es lógico que haya problemas.
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DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)
RomanceParker Walsh Welshmen ha escondido su identidad por diez años cultivando misterio y escepticismo a su alrededor, con el apodo del ángel y con una camaleónica personalidad, solo un puñado sabe en realidad su origen y su verdadero rostro. Con un amor...