Capítulo 46

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Ella se quedó en la cocina al verla salir y preparó café sabiendo que Parker no tenía más que a la mujer y a otra chica de personal por lo que comenzó a preparar el desayuno. 

   Se mantuvo ocupada un par de horas hasta que escuchó los pasos de alguien en el pasillo. 

—Hola —dijo al ver a la niña que se sentó en la barra de la cocina. 

—Hola —dijo la niña—. ¿Quién eres?

—Perséfone —respondió. 

—Eres la chica de los chocolates de mi fiesta —dijo la niña—. Me refiero a quien eres para mi papá. 

—Creo que tienes que hablarlo con él —dijo Perséfone—. Estoy segura de que cuando venga te lo explicará. Mientras que te parece si me ayudas y hacemos algo rico para cuando venga. 

—Le gustan los chocolates —respondió la chica. 

—Lo sé —confirmó—. Se hacerlos, de sus favoritos, pero no tengo el material, podemos hacer otra cosa. 

    La pequeña asintió aunque un poco desconfiada y se dejó guiar por Perséfone que le enseñó varias cosas en la cocina.

****

Parker se detuvo frente a la casa de Chris y abrió la puerta de inmediato. 

    Entró con cautela hacia la casa y miró alrededor. No había nadie por lo que recorrió la casa hasta la habitación. Todo parecía en orden, como si no hubiera pasado nada. Por un momento pensó que solo fue un mal sueño de Perséfone; sin embargo, después de mirar alrededor varias veces algo llamó su atención. 

   Unas manchas en el piso cerca del tocador.

    Como si alguien hubiera pisado agua con el zapato sucio y manchando el piso. 

    Miró la mancha de la huella de un zapato que evidentemente no era de su esposa dado el tamaño. 

    Colocó su pie sobre la huella y se dio cuenta de que debía calzar más o menos lo mismo que él. 

    Revisó la casa pero no encontró nada en absoluto, al menos nada que le hiciera pensar que algo había pasado pero él jamás dudaría de Perséfone y estaba seguro de que alguien ya sabía de él, al menos lo conocía como para buscarlo y mostrarse frente a ella. Lo que evidentemente no le cuadraba era lo que dijo de que el parecido era demasiado. 

    Miles de personas podrían confundirlo, pero su esposa jamás. Ella como su mamá era incapaz de confundirlo con nadie y aunque no quisiera admitirlo tenía miedo de lo que pudiera encontrar. 

    Volvió a la casa donde encontró a su esposa sentada en la mesa de la cocina junto a Sam, está última miraba atentamente y escuchaba lo que Perséfone decía sobre lo que tenía en el recipiente. 

    Ambas levantaron la vista al verle. 

—Estamos haciendo chocolates —dijo la niña.

    Miró a su esposa y sonrió antes de que ella se despidiera argumentando cualquier cosa. 

     Parker miró a su hermana que sabía que venía un anuncio. 

—¿Es tu novia cierto? —dijo la chica.

—Perséfone es mi esposa —dijo haciendo que la chica alzara la vista completamente sorprendida—. Ahora no puede vivir aquí pero lo hará en algún momento. 

—¿Y yo? —preguntó. 

—Tú siempre estarás conmigo —dijo él que acariciaba su cabello—. No pienses mal, mucho menos de ella. 

DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora