Capítulo 24

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Parker sonrió al ver a sus amigos, tenían mucho sin salir y ahora que Hurs estaba próximo a casarse debía admitir que se sentía un tanto nostálgico de verlos empezar una vida, poder ir con sus mujeres a todos lados mientras él, él solo debía queda...

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Parker sonrió al ver a sus amigos, tenían mucho sin salir y ahora que Hurs estaba próximo a casarse debía admitir que se sentía un tanto nostálgico de verlos empezar una vida, poder ir con sus mujeres a todos lados mientras él, él solo debía quedarse y aparentar sabiendo que hasta que no acabara con ellos no podría llevar a su esposa de la mano. 

    Había pensado una y mil veces en hablar con sus amigos de Perséfone, de al menos frente a ellos darle su lugar.

    Se había detenido por el simple hecho de Cairenn no le había vuelto a llamar y eso lo tenía un tanto preocupado, era imposible que no hubiera notado la ausencia de los papeles y también imposible que no haya sospechado nada, lo que solo lo llevaba a pensar que la mujer estaba esperando la cacería. 

    Sus amigos tenían lista la versión que darían frente a ella si llegaba al casino. Ninguno decía nada pero sabían que todos estaban alerta y que en cualquier momento se unirían para ayudarlo. 

     La mesera volvió con su andar que se suponía era sexy pero a Parker le daba gracia. 

—Cuando veo mujeres así de guapas me pregunto por qué me casé —dijo Maddox.

—Acabo de grabar eso —dijo Chris—. Te tengo en mis manos. 

   Max se quedó viendo a la chica al igual que todos. 

—¿Tiene algo pegado en las nalgas, señores? —preguntó Melina con una sonrisa de burla. 

—Es guapa —dijo Max. 

—¿Tiene algo en las piernas o por qué camina como si se estuviera desatornillando? —inquirió Parker. 

—Yo solo estaba viendo que llegue con bien hasta el otro extremo —dijo Hurs—. Ya saben cómo soy de protector. 

—Yo estaba cuidando que no cayera en medio de la oscuridad —dijo Maddox. 

—Yo si le estaba viendo el trasero. Punto —dijo Chris. 

    Convivieron largo rato antes de que Parker comenzó a reír divertido al verlos a todos ebrios para después de ponerse de pie y despedirse de ellos debido a que al día siguiente tendría una cita con una abogada después de que la anterior jamás concretara nada al llevarle la documentación que había encontrado a Cairenn.  

—No te vayas a desviar hacia la cocina —advirtió Hurs. 

—¿Por quién me tomas? —dijo divertido. 

   Una vez comenzó a caminar a la salida sacó su teléfono para poder hacer una llamada a Perséfone. 

   Le contestó en medio de risas y pronto se dio cuenta de que estaba ebria. 

—¿Estás ebria? —preguntó enojado.

—No —respondió con una risilla que a Parker le desesperó—. Solo estoy un tanto alegre. Te juro que el café estaba adulterado.

DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora