Capítulo 63

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Perséfone entró a la habitación donde su esposo descansaba. 

    Estaba pálido y con los labios resecos. Por primera vez vio a Parker ser un hombre vulnerable y débil.

   Se acercó hasta él para darle un beso en la frente y se sentó a su lado tomando su mano. 

—Lo prometiste —dijo en tono bajo—. Dijiste que volverías, dijiste que volverías por mí, que me amabas lo suficiente para volver. No te retractes ahora. 

    Recostó su cabeza sobre la cama unos segundos para verle y sin soltar su mano. 

—No nos puedes dejar —dijo de nuevo—. Me lo prometiste, quiero que mis hijos conozcan a su padre, quiero despertar los días a tu lado, quiero tantas cosas contigo que no se cómo enumerarlas y tú nunca has faltado a tu promesa. Siempre has cumplido todo. Por favor ven aquí. 

   Parker evidentemente no respondió y ella se quedó a su lado hasta que el cansancio la venció.

*****

Parker despertó y lo primero que vio fue la cabellera negra de su esposa y su mano sujeta a la suya. 

    Se liberó como pudo y colocó su mano sobre el cabello, despertándola. 

    Perséfone sonrió y se incorporó para darle un beso en la frente.

—Has despertado —dijo con los ojos llorosos—. Hurs está hecho un manojo de nervios, Maddox no deja de maldecir…

—Alfred —musitó apenas audible—. Quiero verlo. 

    El corazón de Perséfone se oprimió de solo saber que quería estar con alguien que le había hecho daño pero no pensaba discutir en ese momento. 

    Salió de ahí y lo llamó para que minutos después volvieran y de nuevo los gemelos se miraran cara a cara. 

    A uno lo consumió la vergüenza y al otro le embargo algo que no pudo definir en ese momento. 

    Parker extendió la mano a su hermano que tomó asiento me el lugar que Perséfone había dejado. Esta se sentó en uno de los sofás atenta a todo.   

    Vio a su esposo extender la mano que Alfred tomó pero no dijo nada. 

—Solo quiero que me prometas que serás buen chico —dijo escuchando a su esposa sollozar—. Que no harás cosas malas. Le prometí a mamá que cuidaría de ustedes. ¿Cuidarás de Sam? Es pequeña pero muy lista, va a quererte rápido. 

    Alfred lo miraba hablar con tanta dificultad que sintió que se merecía la peor de las condenas. 

—Vas a ser el mejor rey —dijo con una sonrisa a medias—. Justo y bueno. Yo ya cumplí lo que quería. 

—Prometiste ser rey —dijo y Parker negó. 

—Yo quería paz —dijo sin dejar de verlo—. Quería mi alma en paz, quería venganza y ya la tuve, ahora solo quiero estar tranquilo. Llévame a su lado, con mamá y Eleanor. Llevamos con papá. 

    Alfred lloró al escuchar a su hermano, nunca quiso ver las cosas como fueron. Parker no tuvo una vida, tal como su padre dijo, vivió escondido, solitario y lo soportó. Esa era la prueba que quizás él no hubiera aguantado. 

—¿Lo harás? —preguntó—. ¿Nos vas a reunir?

—Tienes una esposa y un hijo próximo —dijo mirando de reojo a Perséfone. Estás despidiéndote sin tomarla en cuenta. Sé que es mi culpa pero eso no cambia que por primera vez te estás rindiendo. No voy a poder con esto, quizás aunque te odiara no iba a poder jamás con esto. 

DESHACER AL ÁNGEL. (El Club De Los Desterrados 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora