11. Quiero disculparme.

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Comienza a atardecer y el poderoso Lord Sesshomaru camina muy molesto por los pasillos del palacio, se dirige a la habitación de Rin. Verla, estar cerca de ella es lo único que necesita en este momento. ¿Por qué sólo ella es capaz de modificar su estado de ánimo en un segundo?.. Nadie en toda su maldita existencia le ha transmitido la tranquilidad que sólo ella le hace sentir.

Al fin, se encuentra frente a su habitación. En cualquier caso, el Amo y Señor del palacio puede entrar sin previo aviso a cualquier lugar. Coloca su mano derecha sobre la puerta, está a punto de deslizarla y abrirla, pero se detiene. Debe respetar la privacidad de Rin, de ninguna manera desea causar ningún tipo de incomodidad en ella, por lo cual toca antes de entrar.

Rin, al pensar que se trata de Katia, continúa con su actitud despreocupada.

Rin: ¡Adelante!

Sesshomaru abre la puerta para ingresar a la habitación, encuentra a Rin recostada sobre su futón. Mientras la observa detenidamente, cierra la puerta detrás de él. Sus blancas piernas reposan sobre una pared, lo cual hace que la fuerza de gravedad atraiga hacia abajo su kimono, y ella muestre más arriba de sus rodillas, poco más de la mitad de sus piernas. Analiza cada detalle, se da cuenta de esta manera, que ella está leyendo un libro, sus uñas las ha pintado de color naranja y en sus labios hay un color rojo con aroma, y seguramente sabor, a fresa. Voltea a ver a su alrededor, en cada rincón está presente el aroma de Rin, además toda la habitación huele a fragancia de vainilla, Rin, seguramente, ha estado viendo sus nuevas pertenencias otra vez...

Rin: ¡¡Wooow!! La leyenda del emperador Jimmu es muy interesante.

Sesshomaru: Lo es... Mi padre me la contó en alguna ocasión.

Rin palidece al escuchar su voz.. Voltea rápidamente a ver y consigue ver ante ella la imagen de Sesshomaru de cabeza. Se da cuenta inmediatamente de que la posición en que está no es para nada adecuada y que está exhibiendo parte de su cuerpo. Siente una enorme pena por ello y se gira inmediatamente con la intención de incorporarse lo antes posible.

Rin: (Se sonroja y le habla muy apenada) ¡Señor Sesshomaru! No pensé que fuera usted... Discúlpeme por favor.

Sesshomaru: ¿Has estado aquí todo este tiempo?

Rin: Si... Cuando me separé de usted esta mañana, al tratar de volver a la habitación me perdí. Por fortuna el herrero Inoshishi me auxilió para encontrar el camino. Luego... Bueno.. Aún no me acostumbro a este lugar y a ver tantas cosas reunidas. ¡Me encanta todo lo que hay aquí! Aún no puedo creer que todo sea para mí. Aún así me tomé el atrevimiento de hacer uso de algunos cosméticos, espero no haya problema con eso.

Sesshomaru: Puedes darle a las cosas el uso que deseés.

Rin: Si, gracias.. pero.. esto me apena mucho.

Sesshomaru: ¿Por qué?

Rin: No es que me moleste estar aquí, pero... yo hubiera estado conforme con un simple futón y un cajón para guardar mis cosas.. Todo esto es más de lo que alguna vez imaginé llegar a tener.

Sesshomaru: (Sonríe ligeramente) Pronto tendrás más cosas.

Rin: (Impactada) ¿Qué? ¿En verdad?

Sesshomaru: Si.

Rin: Señor Sesshomaru...

Sesshomaru: ¿Qué pasa?.

Rin: ¡El palacio es enorme! ¿Es posible andar por los pasillos sin perderse?

Sesshomaru: Lo es... ¿Has visitado ya algún lugar?

Con el señor Sesshomaru para siempre. PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora