68. Una difícil propuesta.

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Los días parecían alegres para todos... Rin era una persona a la que estimaban mucho en el pequeño poblado.. Hacía casi tres meses que se había marchado y ahora que volvían a verla, era por completo diferente... Lucía tan radiante, tan feliz, su rostro reflejaba una gran ilusión y su mirada un inmenso amor... Sabían que se había marchado con un demonio... Quizá, tiempo atrás se hubiesen preocupado, pero ahora que todos conocían a InuYasha y convivían con él, sabían que no todos eran tan malvados como solía pensarse. Quizá sólo un poco gruñones.

Para Rin, el retomar algunas labores junto a la sacerdotisa Kaede, volver a convivir con los aldeanos, las miradas de los hombres jóvenes, que ahora no pasan desapercibidas para ella, era incómodo pero sabía en qué momento alejarse; el atender ella misma sus propias necesidades, sin ayuda de nadie, preparar sus propios alimentos, ir a recolectar agua, lavar su ropa y sus sábanas, atender enfermos y heridos, además de la nostalgia de esperar su regreso, todo le causa muchas emociones... 

Pese a lo ocurrido aquella ocasión, la segunda noche en que decidió escapar para ir a buscarlo, definitivamente había sido la mejor decisión... Porque pudo volver a encontrarse con él y al fin elegir el camino que siempre deseó... Seguirlo y aceptar vivir con él en su palacio.

A pesar de todos los malos entendidos, y los malos momentos vividos hasta ahora, no cambiaría un solo instante a su lado... Esta era la tercera noche lejos de él, contemplaba la majestuosa luna llena, sentada afuera de la cabaña.. Nuevamente, esperando su regreso, pero esta vez no había lágrimas, sólo la ilusión de una mujer enamorada a espera del hombre que ama.

A punto de ingresar a dormir, al ponerse de pie para ingresar a la vivienda de Kaede, sintió un impulso por voltear a su izquierda, era de noche y había movimiento.. Rin se dio cuenta que InuYasha salía de su vivienda, sigilosamente para no despertar a Aome.. 

InuYasha caminó por algunos minutos, su objetivo era llegar al lugar donde se encontraba el árbol sagrado.. Rin lo siguió a distancia, él estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta a tiempo de que la joven lo seguía, cuando pudo percibir su aroma, era demasiado tarde.. De notarlo antes lo hubiera impedido... Quería estar solo.

InuYasha: ¿Que estás haciendo aquí Rin? (Ella se esconde detrás de un árbol) Se que estás ahí, no te servirá esconderte.

Rin: (Muy apenada, sale de su escondite) Lo siento. Es que... Lo vi salir tan de prisa y se le notaba muy preocupado.

InuYasha: ¡Bah! No es nada, ve a dormir.

Rin: (Lo observa, sabe que miente, con pasos lentos se acerca a él.) Sé que no es así... Algo le preocupa.

InuYasha: Estoy bien ya te dije.

Rin: Si gusta hablar con alguien, puede contar conmigo.

InuYasha: (Suspira) Tal vez... No... Olvídalo.

Rin: Le prometo que lo que hablemos quedará entre nosotros.

InuYasha: Supongo que... Necesito un consejo... ¡¡Pero sólo eres una niña y no creo que...!!

Rin: (Molesta) ¡¡¡Ya no soy una niña!!!

InuYasha: (Voltea a verla con nostalgia) Apenas hace unos años lo eras...

Rin: Si... El tiempo para nosotros los humanos transcurre con rapidez.

InuYasha: Lo sé y... (Golpea el tronco del árbol sagrado) ¡¡¡Eso es lo que me abruma!!!

Rin: (Triste, lo observa) ¿Es algo relacionado con la señorita Aome? ¿Lo que lo tiene así?

InuYasha: Rin, ¿Puedo confiarte algo?

Con el señor Sesshomaru para siempre. PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora