49. Hace calor.

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Tal y como se lo había dicho a Rin, Sesshomaru ordenó a un ejército de 100 hombres partir junto a Toran para buscar a aquella maldita hechicera.. Comandados por Toran, pequeños contingentes partieron en todas direcciones, y un grupo de 12 hombres marcharon junto a ella, con el fin de alertarla y protegerla de cualquier peligro.

Una vez que dieran con el paradero de la hechicera Majo, Sesshomaru solicitó se le pusiera al tanto, pues deseaba enfrentarse a ella y exterminarla de una vez, para que así, jamás descubriera su más grande miedo y mucho menos lo llevara a cabo... Si la amenaza de muerte fuera contra él, no le importaría... Pero no podría soportar que esa bruja rencorosa le hiciera daño a su más preciado tesoro... A su querida Rin..

Al ver que todo estaba en orden, Kohaku se había marchado días atrás. Luego de una charla, Sesshomaru le puso al tanto del motivo por el cual Toran se presentó en su palacio. Kohaku también se mantendría alerta e informaría a Sesshomaru en tanto tuviera algún dato relacionado con el paradero de la hechicera.

Sesshomaru le pidió no divulgar nada en torno a esta situación. Únicamente InuYasha estaría al tanto, para en dado caso de llegar a saber sobre su paradero, le informara, únicamente le informaría... Le exigió no meterse en problemas que no le concernían. De ninguna manera, él ni nadie deberían enfrentarla... Y es que sabía que ella fácilmente indagaría en sus miedos.. Serían presas fáciles para ella.

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Los días junto a Rin transcurrían en completa armonía... Keiko mantenía su distancia... Era obvia su tristeza, pero hacía todo lo posible por alejarse... Aki la apoyaba en lo necesario y trataba de distraerla en todo momento para que olvidara, al menos por un rato, ese sentimiento de tristeza por renunciar a Sesshomaru.

La conquista a un nuevo territorio se había pospuesto, así sería hasta dar con el paradero de la hechicera. No querría abandonar el campo de batalla por ir a enfrentarla  y a su regreso encontrarse con la sorpresa de que se ejército había perdido la contienda.. O peor aún... Dejar sola a Rin, expuesta a cualquier peligro... De ninguna manera... Majo debía morir pronto, a como diera lugar.

Sentado bajo la sombra de los cerezos, observa a Rin a distancia... Ella corre tras Jaken... Físicamente ya nada quedaba de aquella niña pequeña... Pero su alegría, sus temores, su bondad, su cariño, su pureza, su sinceridad, todo seguía intacto... Apenas hace pocos años era una niñita que temerosa se abrazaba a su pierna... Ahora era una hermosa joven que al abrazarlo se recargaba en su pecho, a la altura de su corazón... El tiempo transcurría tan rápidamente en ella... ¡¡Maldito tiempo que arrastrando se llevaba sus sueños!! Cada segundo que transcurría era uno menos a su lado... Necesitaba tenerla entre sus brazos ahora mismo... De hecho, su intención era esa, no soltarse de ella en todo el día.. Pero Jaken tuvo que llegar a preguntar una estupidez.. No tenía nada que hacer ahí.

Sesshomaru: ¡JAKEN! Ve a buscar a Katia y pregúntale a qué hora se pone el Sol.

Jaken: ¿Khaaaaaaa? (Caminando hacia la salida del jardín) No pues si quiere córrame.

Rin: (Con su mano derecha le dice adiós) ¡¡No tarde señor Jaken!! ¡¡Haré una pulsera que combine con su collar!!

Jaken: (Alterado) ¡¡Cállate mocosa y no me hagas nada!! (Trata de quitarse el collar y la corona de flores que lleva puestos) ¡¡Ya parezco la primavera encarnada!!

Rin: (Triste) No se quite el collar.

Sesshomaru: ¡¡Jaken!!

Jaken: Ay... ¿Qué?

Con el señor Sesshomaru para siempre. PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora