10. ¿Una bienvenida?

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Aproximadamente media hora atrás, Rin se había despedido de Sesshomaru. Él tenía asuntos que atender, en tanto ella volvería a su habitación. Sin embargo ha caminado por treinta minutos y ahora está por completo perdida. 

Llegó a un gran salón, con una impresionante decoración y lujosos y enormes candelabros, había ahí algunos instrumentos musicales que llamaron su atención. ¡Le encantaría escucharlos sonar! Tal vez en ese lugar se llevaban a cabo festividades. Ojalá pudiera presenciar alguna... Salió de ahí. 

Llegó a una enorme biblioteca donde había cientos, no, miles de libros, algunos parecían verdaderamente muy antiguos. Debían ser muy interesantes... Recordó que en su habitación tenía una pequeña biblioteca, al llegar comenzaría a leer algo.

Llegó a otra enorme habitación donde había muchos huesos y pieles de monstruos, un enorme cráneo de un metro de altura llamó su atención, era muy feo, pensaba en cuán enorme pudo haber sido ese monstruo.... No se dio cuenta en qué momento, un demonio corpulento de dos metros y medio de altura, con rostro de jabalí y grandes colmillos, con una oz en la mano se acercó a ella.

Inoshishi: ¿Puedo ayudarla?

Rin: (Se sobresalta por el susto, voltea y al ver a ese monstruo siente temor.) ¿Quién es usted?

Inoshishi: Soy Inoshishi, el herrero del palacio. Fabrico armas y herramientas.

Aunque se ha presentado de forma amable, Rin siente un poco de temor y desconfianza. Sigue pensando que a todos los que habitan el palacio les puede desagradar su presencia. Se siente insegura y sin darse cuenta, retrocede algunos pasos. Al notarlo, el monstruo suelta la oz en la que trabajaba en ese momento.

Inoshishi: (Preocupado) No le haré daño señorita, no me tenga miedo por favor.

Rin: Yo... no es eso.

Inoshishi: Puedo ver angustia en su rostro. ¿Es por mí?

Rin: No.. Yo... Lo que pasa es que... Estoy perdida.

Inoshishi: ¿Hacia dónde se dirige?

Rin: Quiero llegar a mi dormitorio.

Inoshishi: Sígame señorita, la llevaré.

Rin: ¿En verdad?... (Sonríe) Gracias, es usted muy amable. 

Inoshishi camina y Rin sigue sus pasos. Ahora regresan por un camino que desconoce. ¿Qué tan grande era ese lugar? ¿Será que algún día al fin podría caminar entre los pasillos sin perderse? De repente, se da cuenta de que Inoshishi la observa con mucha curiosidad.

Inoshishi: Disculpe mi osadía, usted venía con el amo Sesshomaru ayer ¿No es así?

Rin: Si...

Inoshishi: Sea usted bienvenida señorita, espero le agrade este lugar.

Rin: Si, gracias... Es hermoso pero... ¡Es enorme! Creo que me perderé todo el tiempo.

Inoshishi: Sienta la confianza de apoyarse en cualquiera de nosotros. Ahí están las escaleras.

Rin: (Suspira aliviada, al fin reconoció el lugar) ¡Se lo agradezco tanto!

Inoshishi: No hay de que. Con permiso.

Rin lo ve alejarse. El herrero Inoshishi fue amable con ella, parecía ser su naturaleza. Esperaba, algún día, por si misma, poder ganarse el cariño y respeto de todos los que habitaban el palacio, y que no fuera por el temor que Sesshomaru les infundía.

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Luego de algunos minutos, tras despedirse de Rin, Sesshomaru se reúne con sus comandantes. Ellos le esperaban en el despacho. Debían llevar a cabo esa famosa reunión para fortalecer acuerdos. La verdad es que no tiene deseos de ver a nadie que pudiera ponerlo de mal humor, pero es necesario sacar adelante ese trabajo para poder mantener la lealtad de los territorios conquistados. Si no fuera por que Rin necesita protección, mandaría todo al demonio sin dudarlo un sólo instante.

Con el señor Sesshomaru para siempre. PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora