46. Te encontré al fin.

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Tres días transcurrieron, cada día era un poco mejor que el anterior. Las cosas marchaban de maravilla entre Rin y Sesshomaru. Pasaban tiempo juntos y él cuidaba muy de cerca de ella.. No iba a permitir que surgiera otro mal entendido. Esta vez comprendió muy bien, que si ella se marchaba, su existir no consistiría más que en lamentarse por perderla.

A Rin, para nada le desagradaban las atenciones que él tenía para con ella. Era hermoso pasar tiempo a su lado, saborear sus besos, sentir sus caricias, sus fuertes brazos rodeando su frágil cuerpo, sus miradas, que aunque solían ponerla nerviosa, le expresaban el cariño que sentía por ella.

Desde que el Sol comenzaba su descenso, se reunían en la habitación de ella, para conversar, para escucharla leer, para permanecer en silencio quizá, simplemente uniéndose en un cálido abrazo.. Así era hasta que ella al fin se quedaba dormida y Sesshomaru se retiraba a descansar a su habitación.

Rin pensaba que a veces él exageraba, sin embargo, le parecía encantador verlo de esa manera. Preocupado por que ella comiera a sus horas, alerta ante cualquier cosa que pudiera molestarla, arropándola cada noche para evitar que pudiera enfermar.. En una ocasión, dado que le gusta andar descalza, una hormiga picó en su pie, y Sesshomaru furioso desenfundó a Bakusaiga para matarla. Sólo acercarse a él y tocar su mano y sonreír bastaba para que volviera a dormir esa bestia que vivía en su interior.

También a veces, Sesshomaru parecía muy celoso de que ella pasara algún tiempo con Kohaku o Takeshi, incluso con Bingo o Jaken. Sin embargo, en cada oportunidad, cada mañana, cada tarde, cada noche, ella le expresaba que el amor que sentía por él era único... Él lo sabía. Cada sonrisa, cada mirada, cada caricia, cada beso que ella le brindaba estaban saturados de amor... ¿Qué pudo haber hecho un maldito desgraciado como él para merecer esto?... 

Cada mañana, como era costumbre, se reunían en el comedor, y para sorpresa y alegría de todos, ellos parecían tener mucha más confianza. Sesshomaru se mostraba demasiado atento con ella, en su mirada tranquila todos podían notar el afecto por la joven humana.

Aún era difícil para Keiko sonreír. ¿Cómo renunciar de un día para otro al hombre de quien ha estado enamorada casi toda su vida? Era difícil de aceptar que él sólo tenía ojos para ella. Que esa niña poseía un alma superior a la de cualquier ser que jamás hubiera conocido. Era inevitable que Sesshomaru no cayera rendido a sus pies, ¡Quién no lo haría!... Pero en verdad dolía.. Dolía ver esas miradas cómplices, esas delicadas caricias, esas alegres sonrisas... Aunque tratara de evitarlo sabía que ahí estaban y era difícil de sobrellevar.

Tres días han transcurrido apenas y Kohaku parece estar ya casi por completo recuperado. Gracias a las atenciones de Rin, que disgustaban a Sesshomaru, sus heridas han cicatrizado y donde antes hubo golpes ahora no hay más que marcas amarillentas que desaparecerán en un par de días más. A lo largo de este día, Rin y Kohaku se dedican a conversar, pues él ha decidido marcharse al día siguiente. Se encuentran ahora solos, bajo la sombra de los árboles de cerezo, sentados sobre un suelo repleto de pétalos rosados. Mientras Kohaku habla, Rin se muestra demasiado sorprendida y apenada por lo que escucha.

Rin: ¿¿QUEEEEEEE?? ¿¿En verdad le dijiste eso Kohaku??

Kohaku: ¡¡¡Siiii!!! ¡¡Debiste ver su cara!! Jajajaja.

Rin: (Cubre parte de su rostro con sus manos) ¡No puede ser! ¡Qué vergüenza!

Kohaku: Después le pregunté... (Aclara su garganta y pone un semblante serio) Díganos señor Sesshomaru, ¿Hasta dónde ha llegado con Rin?

Rin: (Su rostro se pone completamente rojo) Dime que esto lo estás inventando.

Kohaku: (Divertido) ¡¡¡Noooo!!! Se sonrojó tanto como tú ahora jajajajaja.

Con el señor Sesshomaru para siempre. PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora