58. No me iré de aquí.

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La bruja desaparece ante sus ojos. De repente, esa mujer se ha convertido en pequeños fragmentos que volaron en todas direcciones. Son pequeñas mariposas negras que vuelan rápidamente y se dispersan en el cielo, haciendo imposible atacarlas  a todas al mismo tiempo. La hechicera Majo ha escapado.

Keiko tiene en sus manos un pequeño frasco con un fino polvo dentro.. La bruja le ha dicho que si lo esparce en su cabeza llegará al lugar donde Sesshomaru se encuentra, sin perder su consciencia, sin ver sus miedos... Tal parece, esto la llevaría directamente ante la presencia de Sesshomaru sin correr ningún riesgo.. Es quizá, una buena oportunidad de estar junto a él.. No puede negar que no ha logrado olvidar su cariño hacia él.Consciente es ahora de que él no la amará jamás, pero quizá, luego de ayudarlo, le valga un agradecimiento especial por parte de él.. 

No lo duda un solo instante, Keiko quiebra el pequeño frasco sobre su cabeza e inmediatamente todo a su alrededor se cubre de una espesa neblina... Escucha la voz de Aki gritar su nombre, pero ese sonido se desvanece por completo en unos instantes... Hay mucho silencio ahora en aquél lugar. Transcurren un par minutos, la niebla desaparece y está ahora en un extraño espacio gris que parece infinito...

¿Dónde se ha metido? ¿Dónde es que puede encontrar a Sesshomaru si no hay nada ahí? ¿Sería un engaño? Ahora, en verdad tiene miedo... No debió apresurarse... ¿Y si era una trampa y nunca más salía de ahí?.. Pensó que todo sería más sencillo.. Ahora está arrepentida.

Luego de un largo rato, quizá horas, permaneciendo estática en aquél lugar, por fin decide avanzar. Ni su oído ni su olfato son tan buenos como los sentidos de Sesshomaru, pero camina a paso firme manteniéndose alerta. No logra ver nada más que un desierto e infinito camino gris.

Tal parece que ha avanzado sin rumbo alguno por dos días enteros... Comienza a desesperarse, está cansada. ¿Cómo demonios va a salir de ahí? Se ha sentado a llorar en más de una ocasión... Busca también aquél pergamino negro del que habló la hechicera... Tal vez sólo fue un vil engaño y ella cayó por completo en él... Todo por su desesperado deseo de estar ahí, lejos de todos, a solas con Sesshomaru, apoyándolo en sus temores... Quizá ese sea su castigo... Si logra encontrarlo y salir, jura no volver a poner estas intenciones en él.

Se pone de pie para continuar su recorrido... Ya no tiene ánimos, pero desea encontrar al menos algo, un lugar, alguna pista que la ayude a salir de ahí... Luego de andar varias horas, logra ver algo por fin... Un pequeño punto blanco se divisa a lo lejos... Corre inmediatamente hacia él... Conforme avanza esa diminuta figura va tomando forma y la esperanza vuelve a su corazón... ¡Al fin lo encontró! ¡Es Sesshomaru!... Keiko lo llama en repetidas ocasiones, pero él parece no escucharla... ¿Será acaso un espejismo? Avanza lentamente, con temor ahora.

Keiko: (Duda) ¿Sesshomaru?

Él está sentado, mirando fijamente al frente, hacia la nada quizá... Su mirada perdida reflejaba una enorme tristeza... ¿Qué ocurría con él? ¿En verdad sus miedos se habían manifestado ante él? A decir verdad, nunca pensó que alguien como él pudiera albergar algún temor en su corazón... Ve a unos metros de él a colmillo sagrado. La mujer va y recoge la espada para entregarla a su dueño.

Keiko: (Alegre) ¡Sesshomaru! No sabes cuánto deambulé para encontrarte... Vine por ti... ¡¡Sé la forma de salir de aquí!!

Él sigue mirando hacia la nada, no le ha prestado la mínima atención. ¿En verdad no la escucha? Comienza a sentirse temerosa al respecto... Se sienta frente a él y toma su rostro entre sus manos, él sólo responde haciendo una mueca de disgusto.

Keiko: (Preocupada) ¿Estás bien?

Su mirada cambia por un instante, esa tristeza se convierte en una furia tremenda. Sujeta a Keiko del cuello de sus ropas y sin una gota de compasión, aplicando una considerable fuerza, la aparta de ese lugar, lanzándola algunos metros.

Con el señor Sesshomaru para siempre. PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora