Lucrecia se sentía fatal. Tener de nuevo a Valerio en casa la estaba volviendo loca. Ni siquiera lo había esperado en la mañana para irse al colegio. Si no llegaba a clases sería mejor para ella. Pero su suerte no fue tal y Valerio llegó en gloria y majestad haciendo alarde de su retorno, preguntando a cada compañero que se encontraba en el camino si asistiría a la fiesta. Evento al cual por más que la joven mexicana quisiera, no podía faltar. No asistir a aquello era un suicidio social.
Lo vio acercarse hacia donde ella estaba y temió que le hiciera una burrada tan temprano. Justo cuando no se encontraba de buen humor.
Valerio se detuvo antes de llegar donde se encontraba su hermana ya que captó la presencia de otra compañera.
- Mi querida marquecita- escuchó Lucrecia que le decía Valerio a Carla que sacaba algunos materiales de su taquilla.
-Valerio....Bienvenido de nuevo al infierno- le saludó Carla sin mucho interés.
-¡Que ánimo!- indicó él aún muy alegre.
Carla solo se encogió de hombros.
-Tengo lo que necesitas para cambiar esa actitud- le continuó hablando Valerio apoyándose al lado de ella.
Si algo caracterizaba a Valerio era saber detectar el estado anímico de las personas.
Carla solo lo miró, no sabía a donde quería llegar.
-¿Supongo que iras a la fiesta?- volvió a preguntarle Valerio sin borrar su sonrisa.
-No creo que....- comenzó a responder Carla, pero una llegada inesperada la interrumpió.
-Claro que irá, ¡o mejor dicho iremos!- puntualizó Lucrecia sonriéndole a Valerio.
Carla la quedó mirando con un rictus de incredulidad y sospecha. En cambio Valerio que seguía eufórico por su regreso no se dio cuenta de nada.
-Entonces las espero... será una fiesta fenomenal- les gritó avanzando con un nuevo grupo de chicos.
Lucrecia borró inmediatamente la sonrisa que tenía y se fijó en Carla.
-¿Desde cuándo retomamos lo de ir juntas a una fiesta?- cuestionó Carla cruzándose de brazos.
-Mira querida, tómalo como una ofrenda de paz- le respondió Lucrecia.
Si bien mantenía su pose altiva en perfecto estado, en el fondo realmente quería ofrecerle un gesto de paz a quien había sido su amiga. Aunque no por Carla sino por sí misma. Necesitaba a alguien al lado en aquella fiesta que sintiera como una igual.
Carla la miró sin una pizca de confianza. Las cosas entre ellas estaban muy quebradas como para retomar su amistad así como si nada hubiera pasado. Pero por otro lado sabía qué tal vez era una oportunidad única para salir del aislamiento al que estaba sometida.
Tenía claro que durante el último tiempo de amistad se había cansado de la personalidad superflua y un poco egocéntrica de Lucrecia, aún así la extrañaba.
-¿Qué tal si vamos de compras esta tarde? Nada mejor que un Prada o Gucci para enmendar algunas cosas- le animó Lucrecia mientras le guiñaba un ojo y la dejaba para partir a su clase.

ESTÁS LEYENDO
Nunca me has tenido
FanfictionSamuel y Carla jugaron con fuego. Él para descubrir la verdad, ella para mantenerlo alejado de esta. Pero ¿qué pasa cuando se traspasa la línea de juego y se transforma en algo más? ¿Qué pasa cuando la traición y el dolor te aleja de quien quieres...