Carla intentó mantenerse tranquila por unos minutos, pero la preocupación por saber lo que haría su padre no la estaba dejando en paz. De pronto sintió una opresión en el pecho, como una corazonada de que algo malo estaba sucediendo o iba a suceder.
Con rapidez se sacó la vía intravenosa del brazo, sin importarle el dolor y el pequeño hilo de sangre que le corrió por la piel. Se puso de pie y se colocó la manta que había usado Samuel en la noche para taparse y se dirigió a la puerta.
Afuera estaban Guzmán y Nadia con expresión aún más preocupada.
-¿Dónde está Samuel?- preguntó Carla mientras la pareja se volteó a mirarla anonadados por verla ahí en esas condiciones.
-¿Carla qué haces?- la regaño Nadia acercándose veloz a su lado para ayudarla.
-¿Mi padre adónde se ha ido?- siguió preguntando ella tratando de hacer que Guzmán le respondiera.
Tenía la esperanza que aunque siguiera enojado con ella, le pudiera ayudar con Samuel.
-Debes volver a la cama.... Guzmán llama a una enfermera- le pidió Nadia a su novio.
-¡No! Debemos evitar que se enfrenten. Mi padre está furioso con él, por favor Guzmán, no lo hagas por mi, hazlo por él- le pidió Carla resistiéndose a ser llevada al interior de la habitación por Nadia y una enfermera que salía de una habitación contigua.
Guzmán la miró detenidamente y por primera vez en mucho tiempo no sintió su sangre hervir, ni se le vino a la mente el recuerdo y el dolor de su complicidad. La veía preocupada, en una posición compleja y difícil, pero sobretodo veía lo que sentía por Samuel.
-Iré, no te preocupes. Pero ahora haz lo que te piden- le respondió Guzmán para pedirle que no se expusiera a una situación que la afectara aún más.
Una vez dichas esas palabras, Guzmán siguió el camino de Teo y Samuel, mientras Carla se dejaba llevar al interior de la habitación. Una nueva enfermera se integró al grupo y la recostaron nuevamente en la cama.
Nadia la miraba y trataba de calmarla.
-Ya veras que nada sucede- le decía mientras observaba cómo un de las enfermeras la revisaba y la otra le volvía a ingresar una aguja por el brazo conectando una nueva vía.
Carla seguía agitada y nerviosa. Tenía un mal presentimiento, algo que no la dejaba respirar del todo. Esa presión en su pecho se hacía más y más intensa. El pulso lo tenía por las nubes y las enfermeras la miraban preocupada. Una de ellas tomó una pequeña jeringa y le inyectó un líquido, que rápidamente comenzó a hacer su efecto.
-Cuida a Samm...- trató de decirle Carla a la musulmana para pedirle que fuera junto con Guzmán a ver qué sucedía entre su padre y él.
Pero no alcanzo a terminar, su respiración comenzó a pausarse y sus ojos inmediatamente a cerrarse.
-¿Qué le han dado?- preguntó Nadia al ver cómo Carla se adormecía casi instantáneamente.
-Un sedante. Debe descansar, solo así se recuperará- le indicó la enfermera más joven.
-Ahora debes retirarte de aquí- le ordenó la mujer mayor anotando algo en el folio de atención.
-Prefiero quedarme hasta que llegue alguien- respondió Nadia.
-Lo siento, pero sus padres han solicitado que la paciente no reciba visitas. Solo ellos están autorizados para estar aquí- le hizo saber sin dejar su tarea.
-Pero no están- replicó Nadia incrédula por esa orden tan arbitraria, no pensaba dejarla sola menos sabiendo que Samuel querría que ella no estuviera sola.
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Nunca me has tenido
Fiksi PenggemarSamuel y Carla jugaron con fuego. Él para descubrir la verdad, ella para mantenerlo alejado de esta. Pero ¿qué pasa cuando se traspasa la línea de juego y se transforma en algo más? ¿Qué pasa cuando la traición y el dolor te aleja de quien quieres...