Nunca me has tenido

31- Un día normal

Carla estaba en el coche que la había llevado mirando el escaparate de la tienda de los padres de Nadia. Seguía sin entender de que iba todo aquello, pero le daría una oportunidad.

Se bajó con cuidado, mirando para todos lados, ya llevaba esa manía cuando andaba en ese barrio de sospechar de todos. Aunque un sábado a esa hora no se veía muy concurrido ni alguien acechando.

Al abrir la puerta del lugar sonó la clásica campanilla que anunciaba la llegada. Una mujer de mediana edad con hiyab estaba atendiendo y le sonrió al verla.

-¿Puedo ayudarle en algo?- le preguntó con marcado acento árabe. Carla supo inmediatamente que debía ser la madre de Nadia.

-Me esta buscando a mi- apareció diciendo Nadia desde la parte trasera del local.

Se acercó a Carla que seguía con expresión confundida.

-Eres bastante puntual- le indicó Nadia observando como el reloj marcaba las 15:02.

-¿Dónde está Samuel? ¿De qué va todo esto?- pregunto Carla intentando dilucidar el misterio.

-Ya lo verás... Samuel me ha dado ordenes precisas, así que las debemos cumplir- le dijo sin darle mayor información mientras le pedía con la mano que la siguiera a la calle.

Carla la siguió sin hacer muchas preguntas, mientras se despedía con la mano de la madre de Nadia que las miraba salir.

-Vuelvo en un rato- Dijo Nadia antes de cerrar la puerta.

Para ambas estar juntas era algo nuevo e incómodo.

-¿A dónde vamos? la casa de Samuel esta para el otro lado-pregunto Carla al ver que Nadia caminaba hacia el lado opuesto de la calle.

-¿Crees que has venido a mi casa para que te lleve a la de Samuel? Creo que conoces bastante bien el camino por ti misma- le respondió Nadia sin mucha amabilidad, pero tampoco estaba siendo hostil.

Carla la siguió hasta que la vio detenerse en una esquina mientras un autobús se detenía frente a ellas. Cuando la puerta del transporte se abrió, Carla estaba más impactada a cada segundo.

-¿Vienes?- le dijo Nadia mientras se montaba en el autobús.

Carla salió de su asombro y aunque no aguantaba esa incertidumbre la siguió veloz. Vio cómo Nadia pagaba dos billetes y avanzaba hacia atrás. Ella la siguió en silencio hasta que la musulmana se ubicó en un asiento doble.

-Apuesto que jamás te habías subido a un autobús- dijo Nadia para sacarla de su asombro, ya que Carla no había hecho ningún esfuerzo en ocultarlo.

-¿Me explicarás que se traen entre manos Samuel y tú?- pidió Carla observando todo a su alrededor.

-Yo nada... esto lo ha planeado él, desde muy temprano. Me pidió ayuda y se la doy porque es mi amigo- le dijo haciendo énfasis en que solo lo hacía por Samuel.

-Vale, me queda claro que no me pasas- indicó Carla sin sonar ofendida.

-No quiero que sufra- murmuró Nadia para darse a explicar.

Carla que tenía la mirada perdida en la ventana, fijándose en aquellos barrios que jamás había conocido se volteó para buscar los ojos de Nadia.

-Yo tampoco quiero eso- le aseguró ella. No se sentía en la obligación de convencerla de sus intenciones, pero tampoco encontraba que debía ocultarlas.

Nadia quería seguir hablando, pero no encontraba las palabras adecuadas para expresar sus preocupaciones y dudas con respecto a ella y el real sentido y futuro de aquella relación.