16- Pesadilla

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Cuando Carla ingresó a su casa esperaba irse directo a su habitación a darse un baño y descansar un poco más. Contaba las horas para poder ver de nuevo a Samuel.

Necesitaba hablar con él. Poner las cosas en claro. Aunque siempre manteniéndolo protegido de la verdad. Especialmente porque tenía una pregunta que le rondaba desde que se despidió de él y que necesitaba hacérsela: ¿En qué términos estaban?.

Iba a media escalera cuando su papá apareció llamándola.

-¿Por qué no contestabas mis llamadas?- le preguntó severo mirándola desde el inicio de la escalera.

Carla se sorprendió, su papá jamás la había controlado, no así por lo menos. Rápidamente recordó cómo habían cambiado las cosas entre ellos.

-Me quede sin batería- le dijo mostrando el móvil apagado.

-¿Y en esa casa no tienen energía para recargar?- le cuestionó incrédulo.

-Como me venía a casa no quise hacerlo. Pero hablaste con Lucrecia ¿no? Ella te explico lo qué pasó- le aclaró Carla sin dejarse caer.

Aunque no tenía claro que había dicho la mexicana, prefería mostrarse confiada para darse credibilidad.

Su papá la miró con desconfianza. Carla supuso que sospechaba de que aquella historia no era real. Pero debía mantenerse firme.

-Te recuerdo cariño, que no toleraré un  nuevo error- aclaró usando un tono dulce que era más escalofriante que el severo con el cual la había recibido.

-Cómo olvidarlo- fue su única respuesta antes de continuar su camino.

-Tendremos una visita para almorzar así que debes bajar a la 1:00- le mencionó Teo cuando Carla ya había terminado de subir las escaleras.

A la hora indicada por su padre, bajo lista y dispuesta a pasar otro almuerzo aburrido con algún socio y su familia.

Grande fue su sorpresa al encontrarse con el rostro golpeado de Polo sentado en el sofá con una copa de vino en la mano conversando alegremente con su madre.

-¿Qué hace él aquí?- dijo de manera ruda plantándose de brazos cruzados a la entrada del salón.

-Carla ¿qué modales son esos?- la regaño su mamá.

-Ha venido a almorzar. Te lo dije esta mañana- apareció diciendo su papá trayendo una nueva botella de vino de la bodega.

-No dijiste que era él- gruñó Carla perdiendo la paciencia.

-Tan dulce como siempre- bromeó Polo sacándole una sonrisa a la mamá de Carla.

-¿Qué macabro jueguito es este?- cuestionó Carla sin entender nada.

-Cariño, ha sido idea mía. Me lo topé esta mañana cuando salí a correr y como las cosas entre ustedes no han estado bien, me preguntó si me parecía bien que viniera hoy y dije ¿Por qué no?- le mencionó Beatriz como si no tuviera nada de malo.

-¡Que estupidez!- exclamó Carla alterada.

-Mira como lo han dejado esos salvajes que llegaron al colegio, para que tú le hagas un desplante ahora- le recriminó su mamá.

-Se lo merecía- murmuró Carla lista y dispuesta para retirarse de ahí. No estaba dispuesta a vivir ese espectáculo.

-¿A dónde vas Carla?- la detuvo Teo al ver las intenciones de su hija.

-No tengo hambre- le respondió sin voltearse a verlo.

-Te quedarás y compartiremos un almuerzo muy acogedor- su padre se mantuvo serio al decir aquellas palabras.

Nunca me has tenidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora