Luego del bochorno en el sofá, Samuel y Carla habían aprendido a ser más cuidadosos. Se encerraban en la habitación de él, alertas a cualquier ruido externo, aunque eso no les imposibilitaba el disfrutarse el uno al otro.
Carla estaba acostada boca a bajo, mientras Samuel recorría su espalda desnuda con los dedos de manera suave y cariñosa. Había estado dibujando patrones en su piel por muchos minutos y Carla ya estaba al borde de caer rendida ante el sueño.
En ese especial momento de paz y relajo Carla no había dejado de pensar en la información que le había dado Ander el día anterior. Intentaba encontrar una forma de confirmar que Cayetana sabía dónde se encontraba el trofeo, pero se le hacía difícil hallar una solución. Además debía reconocer que estaba cansada de maquinar sobre ese tema, lo único que quería era dejarlo atrás. Había logrado algo tan increíble con Samuel que poco a poco esas ansias de hacer caer a Polo se estaban diluyendo. Ya no vivía preocupada que sus sentimientos hacia Samuel lo pusieran en peligro. Estaba alerta con su padre, pero hasta el momento todo parecía más tranquilo y quería creer en ello y disfrutarlo el mayor tiempo posible. Sin planes, sin conspiraciones ni amenazas, solo quería gozar de lo que tenía con Samuel.
Samuel la observaba silenciosa y somnolienta, sin dejar de acariciarla.
-Duerme si lo necesitas- le susurró al oído.
-Sabes que me tengo que ir- le recordó Carla en voz baja y con los ojos cerrados.
-Aún es temprano.... yo te despierto cuando sea la hora- siguió proponiendo Samuel depositándole un beso en el hombro y luego en la mejilla.
La cubrió con la sábana un poco más y se quedó abrazándola y disfrutando del calor que irradiaba su cuerpo. Estaban viviendo un sueño, así se sentía él. Habían llegado a un punto de su relación en que estaban disfrutando de tenerse sin problemas o secretos. Aunque no podía negar que tenía miedo de que algo se los arrebatase de pronto. Todo en su habitación ya olía a ella, en las noches solitarias se refugiaba en su cama y rememoraba cada experiencia que estaba viviendo con Carla. Tenía miedo de que esa burbuja en la que estaban se reventara de pronto, porque estaba llegando tan alto en sus sentimientos que sabía que si caía sería un duro golpe.
La dejó dormir a su lado el mayor tiempo posible. Pues casi nunca podían hacerlo. Era lo único que seguían teniendo en contra, el tiempo.
Cuando ya faltaba poco para que se tuviera que marchar se levantó silencioso, se calzó sus vaqueros y se dirigió a la cocina. No dejaría que se fuera con el estómago vacío.
Sonrió cuando vió la bandeja que le había preparado, sin duda la sorprendería, o eso esperaba.
Volvió a entrar en su habitación y la vió aún dormida en la misma posición. Dejó la bandeja en su mesa de noche y se sentó en el pequeño espacio que quedaba al lado de ella.
Le depositó un beso en el hombro nuevamente, y siguió subiendo por el cuello. Carla comenzó a ser mohínes con su boca, demostrándole que su técnica estaba funcionando y que ya estaba despertando.
Samuel puso su mano en la cadera de ella y comenzó a hacerle pequeñas cosquillas para terminar de traerla a la realidad.
-mmm... ¿Qué haces?...- le preguntó Carla aún media dormida intentando defenderse de sus manos.
-Ya casi es hora- le respondió Samuel para hacerla reaccionar.
Carla con ese comentario logró abrir los ojos y le sonrió al verlo tan cerca de ella.
-¿Qué es ese aroma?- preguntó desperezándose.
Samuel sonrió con timidez y tomó la bandeja que había preparado.
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Nunca me has tenido
FanfictionSamuel y Carla jugaron con fuego. Él para descubrir la verdad, ella para mantenerlo alejado de esta. Pero ¿qué pasa cuando se traspasa la línea de juego y se transforma en algo más? ¿Qué pasa cuando la traición y el dolor te aleja de quien quieres...