Samuel salía adolorido del Teatro Barceló cuando la imagen tambaleante de Carla lo sorprendió.
La vio dar dos pasos poco seguros que parecían llevarla directamente al suelo cuando corrió a sostenerla. La llamo por su nombre pero ella parecía perdida.Se había percatado de su actitud extraña toda la noche, pero recién en ese instante se daba cuenta de lo ida que había estado. Tenía experiencia con sus amigos de lo que podía ser. Aunque aquello no le hacía mucho sentido, no con lo que creía conocer de Carla.
-Carla ¿Estás bien? ¿Qué tomaste?- le empezó a decir tratando de que ella le respondiera, pero no obtuvo mayor respuesta.
Comenzaron a salir a la calle cada vez más asistentes a la fiesta. La celebración estaba llegando a su fin. Lo que menos quería Samuel era exponerla al resto en ese estado. Cómo pudo llamó a un taxi que se encontraba estacionado cerca y la llevó hacia el, ayudándola a subir con cuidado.
-¿A dónde los llevó?- preguntó el conductor, acostumbrado a ese tipo de situaciones.
Samuel estaba por dar la dirección de Carla cuando la voz arrastrada de ella lo detuvo.
-A mi casa no- le pidió.
Samuel quiso rebatirle, pero al ver la mirada suplicante de ella, solo pudo asentir. Quedándole solo un destino como alternativa.
Durante el camino a su casa, Samuel la llevó abrazada. Carla iba en silencio intentando controlar sus sensaciones. Se sentía en un viaje que parecía no tener retorno.
Samuel estaba enojado con ella, furioso, quería regañarla y hacerle prometer que jamás volvería a hacer algo así. A la vez que estaba muy preocupado, verla en ese estado lo alteraba. No se quería imaginar que hubiera pasado si él no la hubiera visto y atrapado en el momento preciso. La imagen que no dejaba de rondar en su cabeza era la de Polo encontrándola. Por lo qué a pesar del enojo y preocupación se sentía agradecido de haber salido en aquel instante a ayudarla.
Al llegar a su piso la ayudó a subir las escaleras. Samuel agradecía el trabajo nocturno de su mamá que le permitía ofrecerle a Carla un lugar seguro donde estar.
Cuando la dejó sentada en el sofá, la miró con el ceño fruncido y brazos cruzados.
-¿Qué mierda te has metido? ¿Ha sido Valerio, verdad?- le cuestionó Samuel con tono protector. Carla lo miraba con un pequeño mohín que se le hacía de lo más adorable, pero él trataba de mantenerse serio.
-Solo quería olvidarme de todo....- intentó responde Carla lo más claro y coherente que pudo.
Aquello lo desarmó de su postura enfadada. Entendió completamente el sentido de aquellas palabras. Se intentaba imaginar como se podría sentir ella luego de todo lo que le había tocado vivir.
-Te haré un café, eso te ayudará. Creo que me queda un poco de macarrones, tal vez si comes algo te alivie- le dijo mientras se dirigía a la cocina.
-Tú y tus asquerosos macarrones- murmuró Carla intentando bromear.
Samuel al oírla no pudo evitar sonreír. Se esmeró en preparar un café muy cargado, mientras calentaba la comida en el microondas. A la vez trataba de serenarse, ya todo había pasado, Carla estaba a salvo, y aunque el plan no había salido como esperaba, la había podido defender de ese psicopata que tenía de ex novio y compañero.
Cuando regresó al sofá la vio recostada, con los ojos cerrados y muy quieta. El miedo inicial reapareció, temía que le hubiera pasado algo. Se acercó rápidamente dejando todo en la mesa.
La observó detenidamente y una sonrisa se dibujó en su boca al notar cómo estaba profundamente dormida. Suspiró aliviado y se sentó frente a ella a beberse el café que le había preparado, mientras se colocaba hielo en su mejilla.No podía creer todo lo que había ocurrido aquella noche. Menos el tenerla dormida en su sofá. Jamás se hubiera imaginado que terminarían en esa situación y poco le importaba qué pasaría después o si aquello estaba bien o mal. La tenía frente a sus ojos libre de todo peligro y eso lo alegraba.
Samuel tenía claro que Carla era una chica independiente, poderosa e inteligente. No necesitaba de un cuidador o protector, había aprendido de su madre que las mujeres no necesitaban de un hombre para sobrevivir. Pero le hacía sentir bien el poder ayudarla, especialmente después de todo lo ocurrido y aunque ella no se lo pidiera, él no dejaría que Polo la volviera a lastimar, menos sabiendo de que era capaz.
Se dedicó a contemplarla y disfrutarla. Comenzó a recordar las palabras que alguna vez ella le había dicho en esa misma casa y se preguntaba si seguía queriendo tener algo de verdad con él o si había cambiado de opinión. Quería saber que pensaba después de todo lo vívido. Se moría por entenderla, por saber si ella se sentía tan confundida y ansiosa como él.
Porque él también deseaba tener algo real, tener un futuro juntos, quizás no perfecto, pero al menos intentarlo. Poder salir, bailar juntos, besarse en público, todo lo que hacía la gente normal.
Samuel se empezó a preguntar ¿en qué momento había dejado de verla como responsable de aquel terrible asesinato? ¿En que parte de su historia juntos la había comenzando a sentir tan profundamente?
Pero la pregunta más importante que se hacía era ¿Se podrían dar una oportunidad?
Instintivamente llevó su mano al pelo de Carla y comenzó a acariciarlo. Se veía tan tranquila, hasta que en un momento se intentó acomodar y Samuel supuso que podría comenzar a sentirse incómoda. No quiso dejarla ahí y menos con la amenaza de que su madre llegara temprano y la encontrara en el sofá, ¡menuda sorpresa se llevaría!.
Así que la tomó con mucha delicadeza en sus brazos y la condujo a su habitación. La recostó en la cama y le quitó con cuidado los zapatos de tacón que llevaba. La tapó con la sábana y se dispuso a tomar su lugar en el sofá. Estaba seguro que sería una noche larga.
La miró por última vez y un impulso lo llevó a depositar un beso en la frente de ella.-No te vayas- murmuró Carla deteniéndolo mientras se alejaba de ella.
La miró dudoso. No entendía las intenciones ni por qué le pedía aquello. Carla se acomodó más a la orilla dejándole un espacio. Seguía muy somnolienta y sabía que en pocos minutos volvería a caer en el sueño profundo. Sin embargo Samuel no quiso pensar mucho, se lanzó a aquel espacio vacío y la abrazó por la espalda.
Se dijo a sí mismo que solo esperaría a que se volviera a dormir y la dejaría sola para no molestarla. Pero el perfume que llevaba y el tibio calor que emanaba de su cuerpo lo sumió rápidamente en un sueño tan profundo que no tuvo ganas de despertar.-.-.-.-.-.-.-
Gracias por el apoyo!!! Son geniales. Me encanta leer los comentarios. Besos.
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Nunca me has tenido
FanficSamuel y Carla jugaron con fuego. Él para descubrir la verdad, ella para mantenerlo alejado de esta. Pero ¿qué pasa cuando se traspasa la línea de juego y se transforma en algo más? ¿Qué pasa cuando la traición y el dolor te aleja de quien quieres...