29- Un baile

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Polo había comenzado a observar la mirada de Samuel hacia Carla. Cada vez se le hacía más evidente que el becado albergaba sentimientos hacia la rubia. Era imposible no darse cuenta como le brillaban los ojos cada vez que la veía pasar. Polo lo sabía muy bien porque él también había tenido esa mirada, también había sentido ese deseo de tenerla solo para él, como si fuera su mundo. Carla tenía ese poder, cautivar y atrapar sin que te dieras cuenta. Pero Polo sabía que el problema era que después te desechaba y eso te destruía.

Cuando lo vió en la barra del teatro Barceló solo, apoyado mientras le entregaban la birra que había pedido, supo que aquella era su oportunidad, y se acercó para advertirlo.

-¿Conoces sobre la araña viuda negra?- le preguntó Polo ubicándose al lado de Samuel.

Samuel lo miró desconcertado. No entendía que hacía él ahí hablándole y además de un tema tan bizarro como ese.

-Es una araña que usa al macho, lo seduce para que la fertilice, ya sabes, se la folle- siguió diciendo Polo de manera casual como si fueran dos grandes amigos.

-¿De qué hablas?- le preguntó el becado cada vez más asombrado de la situación.

-Una vez que la araña logra su objetivo, se come al macho. Lo mata, justo después de que acaba- continuó su relato sonando divertido.

-Estás mal- murmuró Samuel intentando levantarse y dejarlo solo con su relato de arañas. Samuel estaba seguro Polo se había vuelto loco.

Polo le tomó el brazo y se puso serio.

-Así es ella- le aclaró -Carla es como la viuda negra. Te seduce, te utiliza y luego si puede te destruye- hizo énfasis en la última palabra.

-Eres un gilipollas- lo insultó Samuel mientras Polo sonreía.

-¿Crees que no me he dado cuenta de cómo la miras?- le dijo antes de que Samuel intentara largarse de ahí.

-¿De qué hablas?- le cuestionó acercándose amenazadoramente. Pero Polo no se inmutó.

-Te has pillado de ella.....te tiene agarrado de la polla- se río fuerte.

-Cierra la boca. Estas estas hablando tonterías- intentó hacerlo callar.

-¡Ay Samuel! Sé lo que es eso.... Christian también lo vivió- dijo poniendo expresión triste.

-¡Basta deja de hablar estupideces!- le exigió Samuel.

-Es su especialidad.... volverte loco en la cama- siguió diciendo sin perder su tono jovial.

Samuel no resistió más y lo agarró de la camisa. Algunos que estaban ahí miraban atentos para ver qué sucedía.

-¿Pero solo te la follas verdad? ¿O te la follabas? Que se yo.... pero no hacen nada más- indicó ante un furioso Samuel, que a pesar del enojo, lo escuchaba atento y eso le empezaba a dar la razón. Polo sabía que no iba mal encaminado.

-¿Han visto una película juntos? ¿Te ha pedido que le traigas su comida favorita?  ¿Cuál era?..... pescado horneado del restaurante que está por aquí. ¿Si quiera han salido de compras o al museo? ¿Sabias que le gusta hacer eso los fines de semana?- siguió cuestionando Polo victorioso.

-No sé de qué va esto. Pero estás muy equivocado- Samuel le escupió en la cara. Había visto como los encargados de seguridad parecían haberse percatado de la tensión entre ambos. Así que rápidamente lo soltó.

-Es solo una advertencia de buen cristiano. Olvídate de ella mientras puedas... sino será demasiado tarde- indicó Polo mientras se estiraba la ropa que le había quedado arrugada con el agarre de Samuel. No necesitó una confirmación, pero estaba seguro que Samuel si sentía cosas por ella. Ahora su objetivo era averiguar si Carla se los devolvía.

Nunca me has tenidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora