Joder Alba quiéreme ya

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POV ALBA

Sonó el timbre y fui corriendo a abrir, sabiendo que la que esperaba al otro lado de la puerta era Natalia. Nada más abrir me lancé a abrazarla y ella me acogió entre sus brazos, apretándome contra su pecho.

- Hola bebé - dijo con la cabeza hundida en mi cuello.

- Hola mi amor - le dije yo acariciando sus mejillas y dejando un beso tierno en sus labios - pasa.

Entramos a casa y Natalia fue a dejar sus cosas a la habitación. Después nos sentamos en el sofá, como hacíamos siempre, Natalia en la esquina y yo medio encima suyo. Le encantaba que la aplastasen.

- ¿Entonces mañana tienes que trabajar no?

- Si, mañana van al estudio a grabar, así que estaré allí todo el día peque - dijo poniendo un puchero y yo la imité - pero por la noche te lo compenso, prometido - le sonreí.

- ¿Quieres que vayamos a cenar algo hoy?

- Claro. ¿Hay alguien de estos aquí?

- Pues, si. Están Julia, María y no se si Afri sigue o se acaba de ir.

- Pues podíamos quedar con ellas ¿no? Me apetece verlas - me sonrió - a no ser que me quieras solo para ti.

- Creo que podré compartirte un rato.

- Pero solo un rato.

- Solo un rato.

Al rato salimos hacia la terraza donde habíamos quedado con Julia y María. Eran las personas más divertidas que conocía. A Natalia le venía bien reírme y distraerse de todo un poco, y ellas eran infalibles para eso... sobre todo Julia.

- Bueno pero cállate. Que la cosa no acaba ahí. Osea, después de convertir mi cita para echar un polvo, en un paseo por el parque - puso cara de asco - me invita a su casa. Y yo, vale, bien. Esto si coño. Que a ver, no tengo ningín problema con los paseos románticos por el parque, pero vamos a ver. Si te hablo por Tinder un viernes a las 9 de la noche, y además te escribo, literalmente "con este calor me paso el día desnuda"... no puedes pensar que quiero dar un paseo por el parque. Quiero follar coño. Follar - todas nos reímos - el caso, que me lío. Que me lleva a su casa, y estamos ahí, que creía yo que íbamos a entrar en materia, cuando me dice - levanta los brazos - ¿te apetece un masaje? - rueda los ojos - no, joder no. Que lo que quiero es follar.

- ¿Le dijiste eso?

- No, pero faltó poco. Le dije que si, qué iba a hacer.

- Ay Julia... un poco de romanticismo.

- Cállate, que no he terminado.

- Ay... - suspiró Natalia riéndose.

- Me quito la camiseta y el sujetador - levantó las cejas - que se lo puse en bandeja coño. Pero no, no dice nada, así que me tumbo en la cama boca abajo y entonces noto un liquidillo en la espalda, me dice que es aceite y empieza ahi a darme el masaje. Muy bien ¿no? - asentimos - ¡pues no! Porque de repente digo, uy que raro huele esto. Esto huele a aceite frito. No, no. Huele a pescado frito. Vamos que me sentía en mi Cádiz otra vez. Y le digo ¿qué coño me estás echando? Y dice aceite. Y digo, ya, pero de qué. ¡Y ME DICE! ¡ME DICE! Del que usé ayer en la cocina, es que no tenía otro - abrimos los ojos todas asombradas - ¡DEL QUE USÉ AYER EN LA COCINA! Pero qué tipo de broma es esa. Total que me levanté cabreada, le dije que era un cerdo y me fui. Sin polvo, sin masaje y oliendo a pescado frito - nos empezamos a reir como locas. Julia contando sus anécdotas en Tinder era lo mejor del mundo - si, si. Reiros. Hijas de puta. Como tenéis con quién freir el pescado, pues no os afecta. Pero se sufre - levantó el dedo.

Todo lo que te quitaron // ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora