¿Y sabes otra cosa que me gusta mucho?

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POV ALBA

- Y me sentí de maravilla. En serio. Me sentí genial Noemí.

- Ya se te ve... esa sonrisa tonta no se te quita de la cara.

- Es que Natalia es... es maravillosa en serio - la miré y vi que me miraba con ternura - ¿qué pasa?

- Pues que te miro ahora Alba, y la que está ahí no tiene nada que ver con la niña asustada que vino a verme la primera vez. Esto solo ha reforzado mi teoría de que la mejor forma de salir de una cosa así, es encontrar a alguien que sepa sanarte, y por mucho que quiera... yo no puedo hacer eso.

- Pero si no habría podido hacer nada sin ti.

- No, yo solo te he animado Alba. Aquí la que te ha ayudado de verdad, es Natalia. Ni las pastillas, ni las horas de terapia podían haber conseguido lo que ella ha logrado. Creo que hemos terminado aquí Alba.

- ¿De verdad?

- Si. Si alguna vez quieres hablar de algo en concreto, estaré encantada de recibirte, pero no creo que te haga falta venir todas las semanas. A ti ahora mismo solo te hace falta sonreír Alba, y eso lo haces muy bien fuera de aquí - me sonrió.

- Jo Noemí... ¿puedo darte un abrazo?

- Pues claro - nos levantamos y nos abrazamos.

- Siento mucho lo que pasó con las pastillas.

- No te preocupes Alba.

- Es que, se me ha olvidado tomarlas esta semana... ¿qué hago?

- ¿Cómo estás?

- Perfectamente.

- ¿Has dormido bien? - sonreí.

- Si, como un bebé.

- Pues entonces ya está. Tíralas. No te hacen falta. Y.... aquí tienes - sacó un sobre de su agenda - disfrutar mucho ¿vale? - asentí y le di un abrazo.

- Gracias por todo Noemí.

Salí de la consulta más contenta que nunca. Y además, Natalia me estaba esperando fuera. Nada más verla me abracé a ella y me levantó en volandas.

- ¿Vienes a casa? Tengo que hacer una cosa.

- Si claro, vamos.

Llegamos a casa y sin decir nada la llevé al baño, la senté en la bañera y la pedí que esperara. Fui a mi habitación y abrí el cajón de la mesilla de noche para sacar las tres cajas de pastillas que todavía tenía. Dudé un momento si dejar una, por si acaso... pero en seguida decidí que no. Entré en el baño y se las enseñé.

- ¿Las tiras conmigo? - se levantó.

- ¿Ya las dejas?

- Si, llevo toda la semana sin tomarlas, ni me he acordado - me sonrió.

- Pues trae, estoy deseando tirar esta mierda - me quitó una caja de las manos.

Sacamos los blisters de las cajas y empezamos a romperlos dejando caer las pastillas en la taza del wáter. Cuando ya habíamos vaciado las 3 cajas Natalia me cogió la mano y yo la miré. Nos sonreímos y me apresuré a tirar de la cadena, viendo como las decenas de pastillas rosas se revolvían en el agua antes de desaparecer por las cañerías.

- Pues ya está - dije suspirando.

- Estoy muy orgullosa de ti - me dijo agarrando mi mano con fuerza.

- Esto es gracias a ti Nat. Hasta Noemí me lo ha dicho y eso que no te conoce... - nos reímos.

- Ven aquí - abrió sus brazos y nos abrazamos. Después de un rato Natalia se fue a su casa y yo me tiré en la cama a leer con los cascos puestos.

Todo lo que te quitaron // ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora