No era tan feliz como aparentaba

8.4K 374 100
                                    

POV NATALIA

Subimos al ascensor cargadas de cajas y maletas.

- Bienvenida a casa, pequeña gran revolución - dije parafraseando la canción de IZAL y abriendo los brazos para abrazar a Alba, que se acurrucó en mi pecho.

- Jo me encanta esa canción. Tenemos que ir a un concierto.

- Prometido.

- Venga vamos a subir todo.

Subimos todas las cosas que teníamos en los dos coches, la verdad es que lo que más traíamos era ropa, algún objeto decorativo, libros... pero no teníamos muebles, así que nos tocaría comprar alguno. En la casa había lo básico, una cama, un sofá y una pequeña mesa delante de él. Estábamos deseando decorarlo a nuestro gusto. Y eso hicimos. Poco tiempo después, la cara era totalmente nuestra.

Habíamos comprado un sofá de cuero en el rastro, que nos encantó nada más verlo. Lo decoramos con cojines en tonos blancos, negros y mostazas. Una mesita de centro de madera acogía algunos libros y revistas, y una butaca de madera y tela blanca, se había convertido en nuestro rincón de lectura. Frente a él, bajo una de las ventanas, descansaba una mesa de madera y patas de color mostada con el teclado, y a su lado una de mis guitarras. El salón era mi rincón favorito.

 El salón era mi rincón favorito

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El de Alba era el dormitorio. La cama era la que tenía ella en su casa, como mesillas habíamos comprado dos baúles de piel y madera, diferentes entre ellos. Y Alba los había decorado con marcos que acogían algunos dibujos suyos. La verdad es que había quedado una casa muy acogedora.

En la habitación extra no habíamos hecho gran cosa, teníamos alguna caja, algunos libros, una mesa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la habitación extra no habíamos hecho gran cosa, teníamos alguna caja, algunos libros, una mesa... un poco desastrosa, pero ya la iríamos arreglando poco a poco.

POV ALBA

Los sábados por la mañana no eran mi punto fuerte. Me pasaba horas remoloneando en la cama, mientras Natalia estaba llena de energía y salía a correr, a comprar, a hacer cualquier cosa, daba igual. Ella no paraba quieta. Estaba tirada en la cama, y de repente recordé la carta que me había dado Miki. Abrí el cajón de mi mesilla y la sostuve entre las manos. Me moría por leerla, aunque sabía que igual era peor. Porque ese momento debió ser horrible para Natalia, y quizá era una carta cargada de rencor y odio. Pero no podía evitarlo. No podía contener las ganas.

Todo lo que te quitaron // ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora