{Shawn Mendes One Shots}^

Backstage 🔥

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—Ven aquí.—Shawn toma mis manos y me atrae suavemente hasta caer en su regazo haciendo que una de las chicas de peinado gruña algo fastidiada.

—Solo quiero salir a echar un vistazo. Quiero ver qué tan lleno se encuentra el lugar.—Beso un poco la comisura derecha de sus labios y le sonrío tímidamente. Ese truco siempre me funciona cuando quiero obtener algo.

—Van a verte.

—Aún no das a conocer mi rostro, ¿O si? Anda, solo un pequeño vistazo y regresaré a tiempo para tu beso de buena suerte.

—Las luces siguen apagadas, entra al escenario como si fueras alguien del staff.—Sonrío y me echo a correr como niña pequeña hasta las orillas del escenario.

El lugar está saturado y aún así puedo notar como las personas siguen abundando las puertas principales esperando pacientes por llegar a su lugar. Regreso a un lado de mi chico y, justo como le prometo, beso sus labios y le deseo buena suerte antes de verle entrar a aquel escenario con una enorme sonrisa.

Este chico va a matarme por tanta dulzura.

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Le pido amablemente a un chico de seguridad que me llene hacia uno de los extremos del público, me obedece sin rechistar, creo que ser la chica del acto de la noche tiene sus ventajas.

Le admiro mientras canta y se mueve con sutileza sobre todo el escenario, sonríe sin parar y no para de gritarle al público cuanto los ama. Después de un par de canciones noto como corre a backstage. Espero que no note mi ausencia porque estoy muy cómoda en este sitio.

Cuando regreso puedo notar como se ha retirado la camisa y luce sus brazos en todo su esplendor a través de la musculosa negra. No puedo creer que tengo a este hombre en mi cama casi todos los días.

—¿Puedes llevarme de regreso a Backstage?

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—¿En cuanto tiempo tienes que volver?.—Sus manos me recorren con desesperación mientras sus labios rozan los míos con cierta violencia. Paso mis manos por su espalda sudorosa y suelto un pequeño quejido cuando sus caderas chocan con las mías

—Dos minutos.

—No es suficiente. Tendremos que esperar.

—Pero...

—¡Shawn!, Suelta a la chica y entra en escena. ¡Faltan tres canciones!

—Espérame en el camerino. Vuelvo enseguida.

Claro que no le espere en el camerino, me coloco a un lado del escenario y observo las tres últimas canciones a interpretar. Tengo que lucirme en nuestro momento, se lo merece.

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—¡Estuviste excelente!

—Si si, corre. No tienes idea de las ganas que te tengo.

Corremos por todo backstage tratando de no ser vistos por sus superiores y en cuanto encontramos nuestro pequeño e improvisado nidito de amor no dudamos en entrar y encerrarnos en ese sitio.

—Si no duro... prometo recompensarte en el hotel.—Ríe apenado mientras lucha con su cinturón. Le retiro las manos y me hago cargo de su única tarea para después bajar sus pantalones y calzoncillos hasta las rodillas.

Toma asiento en un pequeño diván, me trepo a su regazo y observo con determinación como sube mi falda y hace de lado la fina línea de la tanga que me he puesto para él. Gime asombrado y besa mis labios mientras se guía a si mismo hasta mi interior.

Soy capaz de perder la cabeza en cuanto siento como comienza a llenar cada parte de mi.

Doy pequeños saltitos y tiro de su sudoroso cabello mientras le escucho gruñir mi nombre en cada movimiento. Tomándome de los muslos se pone de pie y me acorrala a una pared para seguir embistiendo con fuerza. Demonios, si él no durará creo que yo tampoco.

—¿En dónde se han metido? ¡Tenemos que irnos en tres minutos!.—Evitó soltar una carcajada al escuchar la histérica voz del jefe de mi chico. Una de sus manos abandona mis muslos y la desliza entre nuestra unión aumentando las sensaciones.

—No grites.—Jadea en mi oído antes de morder el lóbulo de mi oreja. Oh dios, no puedo con esto.—Vamos, bebita. Córrete conmigo.

Me muerdo los labios tan fuerte que casi les siento sangrar, aprieto con fuerza sus brazos y me dejo ir perdiéndome completamente en el cuerpo de mi chico. Sus músculos se relajan y suelta un pequeño suspiro. Besa mi coronilla y me deja en el suelo, se estira un poco para alcanzar un par de pañuelos y limpiar sus restos de mis muslos. Nos aseguramos de tener la ropa en su sitio correcto y decide volver a besarme antes de abrir aquella puerta.

—¿Ya terminaron? ¡Tenemos que irnos!.—Nos gritan antes de que pudiésemos abrir aquella puerta.

—Creo que nos encontraron.—Ríe como niño para después abrir la puerta y golpear juguetón mi trasero antes de salir.

No sabe lo que le espera una vez en nuestra habitación.

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