{Shawn Mendes One Shots}^

Día con papá💖

Dedicado a -viannxy

   

—Despierta ya, Maddie.—Mi hija cubrió su cabeza con las cobijas y se quejó. Odiaba despertar temprano, igual que su madre.

—No papá. Quiero dormir más.

—No, ya es hora. Tienes que darte una ducha y desayunar algo, hoy te llevaré a la escuela.

—¿Porque mamá no me llevará?

—Porque mamá está algo cansada. Vamos, tienes que ducharte.

Aunque tiene cuatro años, Maddie es muy independiente para su edad. Se dio una ducha y eligió su atuendo del día el cual consistía en un par de pantalones rosas y una divertida blusa blanca con Winnie the Pooh en el centro. Le ayude a vestirse y peiné su cabello en una trenza ya que era lo único que sabía hacer para después bajar tomados de la mano hacia la cocina donde tomó su asiento correspondiente y esperó con paciencia su primera comida del día.

—¿Te gustan las fresas, pequeña?.—Ella asintió contenta y sonrió con gusto al ver su batido de bananas y sus panqueques con fresas. Tal vez era mucho para ella pero realmente prefería que ella dejara comida antes de que se quedase con hambre. Me encargué de atar las cintillas de sus zapatos antes de salir de casa y ayudarle a subir al coche.

Conduje sin prisa alguna disfrutando de la charla que me hija trataba de mantener conmigo, ella me hablaba sobre su programa preferido y sobre los juguetes que deseaba para su próximo cumpleaños. 

—¿Estás emocionada por el concierto de papá, linda?

—Papá, ¿Cuando le darás a mamá una de esas semillitas de amor?.—Demonios, no quería ser yo quien tuviese esta conversación con ella.

—¿Cuales son las semillas de amor, Maddie?

—Las que plantará mamá para tener un hermanito. Sadie me ha dicho que sus papás ya lo han hecho y que su hermanito llegará muy pronto.

—Lo hablaré con mamá, ¿De acuerdo? Pero no podré prometerte nada, linda.

—Bueno.—Ya no dijo nada, solo se dedicó a mirar atentamente por la ventana. 

Una vez frente a su colegio, Maddie me dio un fuerte abrazo y un pequeño beso en la mejilla antes de bajar del auto, se despidió de mí con una mano y entonces entró a sus clases. ¿Estaré listo para hacerme responsable de dos ñiños?

Pasé a Starbucks por un par de cafés y muffins antes de volver a casa, Leah seguía durmiendo por lo que solo me senté a su lado y besé su cara hasta que despertó con una gran sonrisa. Evitó besar mis labios por lo que solo me dio un pequeño beso en la mejilla antes de tomar su café preferido.

—¿Maddie te ha dado mucha batalla?

—No, nuestra pequeña es un ángel. ¿Has dormido bien?

—Necesitaba un buen descanso. 

—Maddie ha estado hablando conmigo acerca de sus regalos de cumpleaños. Ha pedido lo de siempre solo que ahora a agregado algo más a la lista.

—¿Pidió otro conejo? No Shawn, ya le hemos dado uno y lo mató en menos de un mes. Todavía sueño con ese animalito atorado en la casita de muñecas.

—No me ha pedido una mascota. Me ha pedido que te dé una semilla de amor.

—¿Que es una semilla de amor?.—Me preguntó con una risilla nerviosa. Dejé ambos envases de café a un lado al igual que la bolsa de papel con los panecillos, me recosté un poco sobre ella y besé su hombro. 

—Una de esas semillas que planté en tu vientre hace un poco más de cinco años.

—¿Puedes creer que Madeleine cumplirá cinco?

—Es una locura, ¿Recuerdas el día de su nacimiento?

—Como si fuese ayer.—Sonrió.—Tengo que darme una ducha, ¿Iremos juntos por Maddie?

—Sí, pasaremos todo el día juntos antes del concierto. Quiero estar con ustedes antes de irme dos meses enteros así que prepárate, esta noche no saldrás pura de esta habitación.—Concluí palmeando su trasero.

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Maddie estaba realmente encantada con la idea de pasar la tarde en familia,  dimos un paseo por las soleadas calles de Los Ángeles y disfrutando de una buena tarde en las costas de la playa Venice. Mi hija estaba feliz y entonces pensé, ¿Porque no añadirle otra pequeña felicidad a mi vida? 

Por la noche todo se encontraba listo para el primer concierto de mi mas reciente gira, Maddie y Leah se encontraba en primera fila algo alejadas de los fanáticos. Mi niña estaba realmente emocionada, nunca me había visto en concierto que yo recuerde. Me llenaba el corazón ver su preciosa carita llena de emoción y orgullo por mí.

—¡Arriba papá!.—Pude escuchar el grito de mi hija entre todos los alardeos. Eso hizo que me esmerara aun más en mi trabajo. 

Por la noche, al regresar a casa pude notar el pequeño cuerpo de Maddie algo ladeado. Al mirar con un poco más de detalle pude darme cuenta de que se encontraba completamente dormida. Al llegar a casa la tomé en mis brazos y la arrullé por un momento para evitar que despertase justo como lo hacía cuando ella era una pequeña bebé. La dejé en su habitación y le arropé, besé su frente y salí con cuidado de la habitación. 

—¿No ha despertado?

—En lo absoluto.—Me recosté con cuidado a un lado de mi chica y entonces hablé.—Cielo.

—¿Sí?

—Gracias por darme la más grande dicha que jamás he tenido.—No cambiaría a mi pequeña familia por nada.